Aquí está de nuevo el blog más irregular y apestoso de la red. Y esta vez la mierda indefendible que os traigo para contentar a vuestros exquisitos paladares viene avalada por uno de los mayores genios del mal que hayan pisado jamás la Tierra. Sí, habéis acertado: Me refiero a George Lucas quien, allá por 1986, tras haber parido la madre de las sagas intergalácticas, puso su nombre y su dinero a un proyecto que a su colega Willard Huyck (guionista de Indiana Jones y el Templo Maldito, 1984) le hacía ilusión ver en el cine. Se trataba de una adaptación comiquera bastante irreverente que, por exigencias de la subnormalidad imperante y las drogas ochenteras, se convirtió en un esperpento que aún hoy me da escalofríos.
Howard el Pato en inglés, Howard… Un Nuevo Héroe en español y El Gran Howard según el narrador… Esta peli no tiene sentido común ni en el título
«Seguro que me he pasado con el canuto»
Comienza la película con un bonito travelling dentro de un típico piso de soltero: botellas de alcohol semivacías, carteles de películas en las paredes, revistas porno con patos…… Lo normal, vamos.
Un momento. Revistas porno con patos… O es un nuevo nivel dentro del maravilloso mundo de la zoofilia o aquí pasa algo raro. Efectivamente, estamos en Patolandia. Una réplica «exacta» de la Tierra en la que, en lugar de seres humanos, hay patos gigantes e inteligentes. Vamos, nada imposible para el cine ochentero.
Es entonces cuando entra escena nuestro protagonista. Howard es un pato más del montón, un exguitarrista reconvertido a publicista por las necesidades del innoble caballero, señor Don Dinero. El caso es que se sienta en su sillón favorito cuando… Un rayo interestelar lo absorbe y lo atrae a la Tierra en cuestión de un par de minutos.
Genial.
Simplemente genial.
Como es lo normal en estos casos, Howard aterriza en un sucio y oscuro callejón de Cleveland. Allí es zarandeado por un par de decenas de personas a las que asusta su terrible aspecto (el pato Donald es que debe ser terrorífico), curioso es el detalle de que es la gente la que se aterroriza, Howard sólo se dedica a pedir disculpas (debe ser que en su planeta ya están acostumbrados a las razas alienígenas)
Perfecto. 5 minutos en la Tierra y ya me han echado de un garito
«Apuesto a que naciste de un huevo muy duro cariño»
Una de las cosas que más me han sorprendido de esta película es la velocidad a la que ocurren miles de cosas que en otras películas igual habrían ocupado casi toda la cinta. Me explico: Tras llegar a la Tierra, y más concretamente a Ohio, Howard salva a una joven cantante (interpretada por Lea Thompson, que venía de interpretar el año anterior la primera de Regreso al Futuro… un claro ejemplo de que hay gente que no sabe seguir la senda del éxito) llamada Beverly de unos matones que querían robarle los tazos. La evolución en la relación de estos dos personajes es flipante. En menos de 48 horas pasan por todos los estados de una pareja: se conocen, bromean, se enfadan, se separan, él se dedica a buscarse la vida en el INEM… (sí, niños, un pato busca trabajo en Ohio y lo encuentra antes que tú o yo)
A los 20 minutos de peli casi hay porno zoofílico. George Lucas: gracias por vender Lucasfilm
A todo esto, Beverly busca ayuda para Howard en un amigo llamado Phil (interpretado por un Tim Robbins cercano a la treintena y hasta arriba de drogas muy caras… porque si no no me explico qué hacía por allí) que es un ayudante de laboratorio y que ve en Howard su oportunidad de hacerse famoso… aunque luego parece olvidarlo.
«¿De qué se le acusa? De alienígena ilegal»
El problema viene cuando los amigotes del laboratorio de Phil deciden repetir el experimento que trajo a Howard a la Tierra y traen por error a un Señor de las Tinieblas del Espacio (sí, se hace llamar así y sí, parece el nombre de algún friki de juego de rol) que toma posesión del bueno del doctor Jenning (interpretado por Jeffrey Jones, que dos años después se redimiría de este bodrio en Beetlejuice) para después tratar de traer a la Tierra al resto de los Señores de las Tinieblas del Espacio y así someter al universo a un infierno de destrucción y películas de patos. Es genial el hecho de que el propio Jenning sabe desde un principio lo que le está pasando, con lo cual ni eso nos pilla por sorpresa, y así lo deja entrever con las siguientes palabras: «Es como si me estuviera transformando. Me temo que estoy a punto de convertir en otro ser«
Gracias doctor Jenning, muy amable.
La A.S.T.E. (Asociación de Señores de las Tinieblas del Espacio) suele reunirse en bares de carretera, tengan cuidado, son unos marrulleros
La verdad es que poco más os contaré de la película. Es una sucesión de chistes malos, acción ilógica y enanos dentro de un pato (a Howard lo interpretan la friolera de 6 actores más uno que le ponía voz). Os dejo con unas cuantas capturas para que os hagáis una idea:
Tim Robbins y un pato en un aeroplano. Fantastiasqueroso
Jenning, con ardor de estómago. Después de este ataque lanza una Onda Vital. Va en serio
El malo final, un turbio cruce entre hipopótamo y escorpión, en exclusiva para ustedes
No os pongo la foto en la que se marca un teeth guitar porque sois demasiado jóvenes
«Adiós Patolandia»
Os estaréis preguntando de dónde sale un engendro cinematográfico de este calibre. Yo, por lo menos, lo hice en su día. Pues un engendro así sale de la Marvel.
¿Marvel tiene un cómic sobre un pato? Pues sí. Y precisamente su última aparición en las páginas de un cómic me ha hecho recordar la existencia de esta suculenta… cosa.
Corría el año 1973 cuando Steve Gerber creó el personaje de un pato malhablado y cínico (en una clara referencia y parodia al pato Donald) que comienzó a tener cierto éxito hasta ganarse una colección propia en 1976. La cosa es que el tío Gerber tenía bastante mala idea, lo cual le llevó, en primera instancia, a enfrentarse legalmente a Marvel y, más tarde, a Disney (a saber por qué) Fruto de todas las movidas legales con el personaje surgieron (también de la siniestra mente de Gerber) cómics como los que os muestro a continuación:
Destroyer Duck financió la batalla legal contra Marvel
En 2001, por culpa de cómo habían quedado las cosas con Disney,
Gerber convirtió a Howard en un ratón (¿a quién parodiaría esta vez?)
En fin, la historia de tan funesto personaje está mucho mejor contada en UN TEBEO CON OTRO NOMBRE (no me apetece fusilar a palo seco) por si os interesa. Sólo decir que en 1986 a un director puesto hasta arriba se le ocurrió coger la idea del personaje y darla la vuelta y que a un tal George Lucas tamaña chorrada le pareció descacharrante. El resto es prehistoria.
Me despido de vosotros por hoy con el videoclip oficial que sacaron para promocionar la película:
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