Un mercenario bocazas, un monstruo irascible y una araña que no se calla ni debajo del agua. Las risas están garantizadas en este volumen que recopila los Annuals de Spiderman, Hulk y Masacre.
Los Annuals, como su nombre indica, son números especiales que salen una vez al año, independientes de las colecciones regulares de sus protagonistas y con numeración propia. Esta relativa libertad que proporcionan a los autores, ha permitido al guionista John Layman construir una historia en tres episodios que abarca el Annual nº 38 de nuestro trepamuros favorito y los nº 1 de Masacre y Hulk. ¿Y qué nos propone Layman en esta aventura compartida? A Peter Parker, Wade Wilson y Burce Banner viajando por accidente a una dimensión en la que Spiderman lleva capa y es aclamado por todo, Masacre sigue haciendo de las suyas y Hulk… Esta es una de las muchas sorpresas que nos aguardan en este cómic cuya máxima es hacer disfrutar.
Quizás lo más interesante de esta lectura evasiva (ideal para una tarde ociosa) son las preguntas que nos plantea sobre los protagonistas, cómo les condicionan y definen las circunstancias y que todo guarda un lado perverso. Las tres historias giran torno a estos mismos temas, pero es la de Spiderman la que mejor sabe jugar con ellos y sacarles el máximo partido, configurando un relato al más puro estilo de series como Más allá del límite e, incluso, permitiéndose la osadía (o la gracia) de hacer una velada referencia a uno de los iconos de DC Comics.
«El Ying de mi Yang. El cacahuete de mi mantequilla»
Masacre en cambio es pura comedia. Tiene un comienzo demoledor que arranca grandes carcajadas. Tantas que las ganas de releerlo una y otra vez son incontenibles. Ya en su desarrollo pierde algo de chispa, pero guarda más de una sorpresa, porque no lo olvidemos, en esta nueva realidad, nuestros tres protagonistas no son los únicos que tienen vidas distintas. Mientras, la historia de Hulk queda un poco ensombrecida respecto a las de sus compañeros, y es que el personaje tiene un tono tan particular que jugar con él resulta complicado. Aún así, el giro que se le da tiene cierta gracia, aunque vaya perdiendo fuerza a medida que van pasando las páginas y requiera de una mayor presencia de Masacre y Spiderman para sostenerse.
A los lápices está Lee Garnett, Juan Doe y Al Barrionuevo. Tres estilos que conjugan bastante bien y que, respetando el tono de cada capítulo, saben darle unidad al conjunto.
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