La instantánea: una imagen vale más que mil palabras

La Instantánea
Andy Diggle y Jock nos ofrecen una historia sobre lo malo que puede ser quedarse con lo ajeno.

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Imagínate que vas tranquilamente andando por un parque y te encuentras un teléfono móvil tirado en el suelo. No hay moros en la costa y piensas que lo mejor es metértelo en el bolsillo y hacer como si fuera tuyo. Te vas directo a casa de un colega con la intención de ver lo que contiene dicho dispositivo, con la secreta esperanza de que hayan grabado con él una peli porno amateur o haya fotos de alguien en bolas en su tarjeta SD. Pero mucho más lejos de la realidad, tu amigo y tú tenéis entre manos las pruebas de un crimen. Un asesino pirado de la cabeza se ha regodeado pero bien tras matar a su víctima, ensañándose con ella y haciendo varias fotografías del cuerpo ya inerte y sin vida.

Estáis bien jodidos, porque al ir a deshaceros del móvil suena una llamada. Digamos que es un policía que quiere recuperarlo porque es una pista de su investigación. Le dices que curras en una tienda de cómics y que se puede pasar cuando quiera a por él, que tiene cosas chungas dentro y que no quieres tener nada que ver con lo que haya pasado delante de la lente de la cámara de dicho aparato. Y, por cierto, empiezas a odiar al móvil, pero aún más a ti mismo por no haberlo dejado en el lugar en el que lo encontraste. Lo siguiente es que tienes un arma apuntándote a la frente.

Rápido y trepidante, este cómic pretendía llegar a la gran pantalla porque su autor, Andy Diggle, lo había concebido como un guión cinematográfico. La sangre y los disparos seguramente disuadieron a los productores estadounidenses de rodarlo en 7 milímetros, cosa que se agradece gracias a la casquería que se desprendería de sus imágenes. Pero lo que aún llama más la atención es que la historia tiene pretensiones de ser un éxito de taquilla al principio, luego se empieza a desinflar en el momento en el que más interés debería despertar, para acabar como si fuera el storyboard de una de esas películas que Antena 3 pone los sábados después de comer.

Y es que todo se empieza a enmarañar en un momento, en el que los personajes que menos confianza deberían dar son los que más simpatía generan al protagonista, incluso cuando van armados con una pistola más grande que su cabeza (y no dudarán de usarla si la ocasión es propicia). Gente que intenta ayudar y acaba muerta, gente que no muere pero lo que menos hace es echar una mano… hay que desconfiar de todo el mundo, hasta de la policía. Así, es otra historia de corrupción y de intereses ocultos, en los que la gente que tiene la pasta es prácticamente invulnerable y el resto del mundo son sólo piezas en su enmarañado tablero de ajedrez.

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Una de las mayores bazas del cómic es el dibujo de Jock. En blanco y negro desde el principio hasta el final, los trazos toscos y poco detallados contrastan en las escenas más violentas con la crudeza de las mismas. Pero ése no fue el único motivo por el que carece de color: todos sabemos que es mucho más barato de publicar, y además su dibujante se lo había imaginado así mientras se leía el guión. Que puede ser una trola para vender mejor el cómic entre las editoriales, pero haremos el esfuerzo de creérnoslo e incluso lo agradecemos, porque se habrían gastado bastante tinta roja, por la sangre, a la hora de imprimirlo. Y además la edición de Planeta es limpia y cuidada, incluyendo además las portadas de los distintos capítulos al final del volumen.

Una profunda reflexión de cómo la vida puede cambiar en segundos, sobre la delgada línea que existe entre la vida y la muerte, y de cómo cualquier decisión que se toma abre unas puertas y cierra otras muchas. Sí, es el efecto mariposa, donde quedarte un objeto que no es tuyo puede hacer que acabes a tres metros bajo tierra. Cuando se desmorona un castillo de naipes, lo mejor es que estés lo más alto posible para no acabar sepultado por las demás. Como en el efecto dominó, lo mejor es ser la última ficha en caer, ya que la primera es la que genera todo el desastre y las intermedias sólo se limitan a llevar a cabo el destino que la primera les fijó. Cuidado si os encontráis algo que no es vuestro en la calle, porque lo mejor es pegarle una patada y seguir con la vida como si no hubiera pasado absolutamente nada.

Acerca de Nerea Navarro García

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Por el día hago webs, y por la noche escribo noticias. Malabarista del código y de la palabra escrita, no se nota que no sé de cómics. Cinéfila de medio pelo, los cinco años de carrera sólo me sirven para no tener faltas de ortografía. Melómana, dedicada a mis labores y filantropista.

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