El Álamo

El Álamo: La triste verdad

El Álamo«Me parece raro esto de ponerle nombre a un arma«

 

La Batalla del Álamo. Uno de los puntos clave dentro de la historia de los Estados Unidos de América permanece como un borrón oscuro en Europa al no afectar directamente a ninguno de los actuales países que la componen (si acaso a Francia y ni eso…). Suele ocurrir. Uno sólo se aprende la historia de las naciones que la suya ha aplastado o que han derrotado a los suyos (bueno, generalmente una versión adulterada que ensalce lo nacional y pase de puntillas por lo foráneo, pero ya sabemos cómo es esto de la Historia) y el resto de naciones suelen traérnosla más o menos al pairo. Es por ello que no sabemos casi nada de Suiza, tan neutrales ellos, o de la remota Australia en la que los exploradores españoles no plantaron un pie.

 

Sin embargo, ¿qué clase de ciudadanos de mundo seríamos si no aprendiéramos aunque fuera sólo una pequeña porción de la historia del imperio que actualmente nos domina? Bromas aparte, merece la pena conocer los porqués y las consecuencias de esta funesta batalla por lo que ha terminado significando una vez puesta en perspectiva. Los héroes que allí cayeron se elevaron casi instantáneamente a la altura de los mitos mientras que los vencedores de la masacre pocas veces son recordados por los libros de historia. ¿Sorprendente? No tanto: la caída del Álamo suscitó deseos de venganza en una población texana hasta el momento un tanto indiferente ante la guerra y propició la caída de los ejércitos mexicanos no mucho después en la batalla de San Jacinto, lo que marcó de cara a la práctica el fin de la guerra por la independencia de Texas.

 

«Me temo que durante los próximos días vamos a estar un tanto asediados«

 

Dice Dobbs, en sus notas introductorias, agradecer a las viejas glorias del western y al videojuego Red Dead Redemption por la inspiración que le brindaron en sus momentos de fatiga una vez se decidió  a embarcarse en la ardua tarea de relatar los hechos nunca contados de esta batalla. Debería Olivier Dobremel (su verdadero nombre) también agradecer a la saga de juegos Assassin’s Creed por poner en su cabeza las ideas de la conspiración en la sombra y del asesino infiltrado en el bando rebelde. El guionista nos propone un relato alternativo a la historia oficial que se cuenta en Estados Unidos y a la relatada en México, que navega por aguas de ambas realidades y extrae una sombría moraleja digna de los argumentos de la saga creada por Ubisoft y que pronto hallará contrapartida cinematográfica.

 

El Álamo

El Álamo

 

Lo cierto es que, si revisamos la Historia, sólo hubo un gran beneficiado por los acontecimientos de la batalla y éste fue Sam Houston. Entre los sitiados del Álamo estaban algunos de sus rivales políticos directos y, aunque estos esperaron vanamente la llegada de refuerzos que debería haber enviado el que más tarde se convertiría en el primer Presidente de la República de Texas, nadie acudió en su ayuda y se vieron obligados a luchar 250 contra unos 1500 soldados mexicanos. También es verdad que Houston ordenó evacuar el fuerte al considerarlo como indefendible y que la orden fue desoída por James C. Neill (comandante interino de El Álamo), pero la auténtica verdad quedará siempre oculta para que quienes no vivimos esa época interpretemos los hechos como podamos.

 

«Cuando volví, los artilleros enemigos habían decidido tallar símbolos mágicos en sus balas«

 

Por otra parte, El Álamo es una de esas historias de David contra Goliat que siempre nos han cautivado. Como si de los 300 espartanos se tratara, los soldados del fuerte texano les hicieron pagar bien cara la derrota a las tropas comandadas por el general Antonio López de Santa Anna. Así, por cada sitiado abatido, cayeron entre dos y tres de los sitiadores y fue precisamente este dato uno de los que más le pasaron factura al general (y presidente mexicano en funciones) cuando cayó derrotado y fue hecho preso en San Jacinto. Dobbs ha elegido con tino qué historia contar y si tan sólo le dedica un par de páginas a la derrota de los mexicanos es porque sabe que lo que verdaderamente nos gusta es la tragedia y la camaradería que surgió bajo el sufrimiento de una batalla perdida de antemano.

 

El Álamo

 

Ilustran este álbum Fabio Pezzi y Darko Perovic. Y, pese a que la mayor parte del tiempo su trabajo me parece sensacional, sí que fallan a mi entender en un aspecto importante: la variedad de rostros que contemplamos en El Álamo es bastante limitada y esto se traduce en que en ocasiones resulta harto complicado diferenciar a unos personajes de otros (a mí, al menos, me costó). Bien es cierto que las modas de la época han dejado a los dos artistas con pocas posibilidades para inventar, pero en un cómic que resulta de lectura tan placentera por todo lo demás, esta pequeña sombra se nota con demasiada claridad.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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