Noche de San Juan. Los Ángeles, 2019

Ya llegó el verano. Me siento raro, me siento de vacaciones, no es lo normal, pero me gusta. Es de noche. Estoy desnudo, agobiado por el sofocante calor, tirado en una cama vieja, en una habitación vieja, de una casa vieja de un pueblo aún más viejo en medio de Castilla la Mancha. En la habitación hay un vídeo, un VHS tan viejo como la cama, la habitación y a juzgar por cómo se ve y se oye, tan viejo como el mismo pueblo. Y sin embargo he decidido aprovechar la ocasión para ver Blade Runner. Ya sabeis: Los Ángeles, 2019… Shhhh… silencio, que empieza la película…

Es curioso, pero no desentona con la habitación. Blade Runner se ha hecho vieja. Es añeja. Un clásico de la ciencia ficción disfrazada de futuro. Se envuelve de luces, sintetizadores, y diseño postmoderno, los coches vuelan y las lámparas se encienden con la voz, pero su vestido no es más moderno que el VHS en el que está metida la cinta.

La cama cruje hasta que encuentro la postura. Me muevo y se oye a los muelles quejarse. El vídeo hace ruido, como una abeja con un continuo zumbido, no para. La tele se oye rara, enlatada, como si hablasen a través de una tubería vieja. Y sigue haciendo calor, mucho calor, pero estoy bien. Me siento a gusto, estoy en Los Ángeles.

Blade Runner es vieja por fuera, y sin embargo terriblemente joven por dentro. Su esencia misma sigue vigente, moderna, renace una y otra vez, no entiende de modas. La búsqueda de la vida, el deseo de vivir, la necesidad de identificarse y de recordar. Personajes que se preguntan ¿Quiénes somos y de dónde venimos? Es auténtica. Por ella no pasa el tiempo. Tiene alma. Tiene energía, fuerza. El envoltorio se le ha quedado un poco viejo, pero también a mi cuerpo le empiezan a salir arrugas y no he oído a la película quejarse.

Los recuerdos, las lágrimas, la lluvia… Se me ha olvidado donde estaba. Ha terminado la película y sigo mirando la tele. Pienso: «En treinta años, será el doble de vieja y seguirá tan joven como hoy mismo». Que envidia. Que bien envejecen algunos. No somos más que replicantes. Parece que entra airecito por la ventana. Me siento a gusto. Empieza a entrarme sueño… Feliz verano a todos.

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