Ambientada en el Nueva York de los años 30, Animales fantásticos y dónde encontrarlos cuenta la historia de Newt Scamander, una mago (experto en criaturas mágicas) inglés que al llegar a América se ve involucrado, sin tener culpa alguna, en un asunto de magia oscura que se asocian a los diversos ataques que se están dando en Europa.

En la época de los remakes, spin-offs, secuelas, precuelas y todo término imaginable, ya no sabe que se va a encontrar cuando se sienta a ver uno de estos constantes, y ya repetitivos, refritos.  Desde que se anunció Animales fantásticos y dónde encontrarlos y se supo que su escritora sería J.K. Rowling me entró una curiosidad especial, fundamentada en la nostalgia; toda esta curiosidad desaparecía cuando empecé a ver avances de la película con barrocos efectos y un aspecto visual que no me convencía en absoluto, pero he de admitir que esta vez me han cerrado la boca de buena manera.

La mejor decisión que se ha podido tomar desde las más altas esferas de producción es dejar la historia y el guion en manos de ese monstruo llamado J. K. Rowling. La genial mujer que dio forma al universo Harry Potter, cinco años después del estreno de la última película no pierde ni un gramo de cariño por parte de sus seguidores. Nadie conoce mejor esta macroconstrucción que su propia autora, quien no pierde la oportunidad de experimentar con su creación y en vez de reciclar lo que ya tenía, lo amplía con un éxito arrollador. El texto de Rowling se sostiene gracias al cuidado que da a cada detalle en lo construido: en primer lugar, es consciente del contexto temporal en el que se desarrolla la historia, ya no es Inglaterra sino Estados Unidos y por ello el lenguaje, costumbres u organización política son diferentes; en cuanto a hechizos, pociones y elementos del mundo mágico, la autora no necesita explicar nada, se sostiene en lo ya conocido e introduce nuevos encantamientos y amplía las posibilidades de la magia con sutileza y sin ser explicativa; por último crea un potente dueto protagonista que dará mucho juego en el futuro. Quizá el gran problema con el que cuenta el guion es una parte central, que viene a ser cine de aventuras en estado puro y hace que el metraje pese.

Pese a los cada vez más cuestionados vicios de Eddie Redmayne, echar por tierra su trabajo sería una locura, puesto que consigue hacer que la película se sostenga perfectamente (aparecerá en el 90% del metraje) y no olvidar tampoco la labor de Katherine Waterstone, en el papel de una rebelde Aurora, formando con Redmayne una pareja bastante peculiar pero muy funcional. Respecto a los secundarios, con gran desarrollo (independientemente del tiempo en escena) mencionar a un excéntrico y divertidísimo Colin Farrell pero, por encima de todos, destaca Carmen Ejogo interpretando a la presidenta de la magia de Estados Unidos que demuestra una fuerza y un carácter propio de los personajes de la escritora (gran defensora de los derechos de la mujer). 

El diseño de criaturas es impresionante y, aunque todas tienen inspiración real, encajan perfectamente en el universo, destacando aquí el diseño de FX y efectos especiales de gran calidad. Otro punto fuerte en el apartado visual es la dirección artística, especialmente en interiores, fiel a la época en la que se ambienta la cinta y, sobretodo, con un aspecto plástico y artificial que le dan ese toque de falsedad que siempre tendrá la magia.

En conclusión, J. K. Rowling pone las semillas de lo que promete ser una gran y épica historia, Animales fantásticos y dónde encontrarlos funciona tan bien como las mejores entregas de la franquicia original y sobretodo consigue ser fresca, no nutrirse del fan service y los guiños y, en su género, es redonda.