Fue muy extraño cuando salió a la venta Hogwart’s Legacy y no estaba incluido un modo de juego, o estaba incluido dentro del propio juego, el Quidditch. El juego por antonomasia del mundo de Harry Potter era algo que los fans estaban demandando desde que salió el juego, pero era cierto que el rumor de que un juego iba a salir siendo únicamente sobre el Quidditch. Así, un año y poco después del lanzamiento de Hogwart’s Legacy, tenemos en nuestras manos Harry Potter: Campeones de Quidditch (desarrollado por Unbroken Studios y editado por Warner Bros. Games bajo el sello Portkey Games), un juego que intenta estar a la altura del legado del joven mago pero que deja mucho que desear o que sus mecánicas no son todo lo precisas que deberían ser. Es un juego que sin duda los fans van a disfrutar, pero que el resto de los jugadores pueden encontrarse un juego bastante tosco y donde saber que es lo que está pasando en el juego deja mucho que desear.

Lo primero de todo es decir que el juego casi te “secuestra” durante bastante tiempo para explicarte todo lo importante respecto a las diferentes posiciones que hay en el terreno de juego y que son fundamentales para intentar ganar los partidos. El problema es que te explican los pasos fundamentales y te sueltan en un partido rápido para intentar quedarte con los controles. El problema llega cuando tienes que jugar un partido completo e intentar quedarte con todos los botones, todo lo que hace cada puesto y, al final, te quedas siempre con el de buscador, que lo único que tienes que hacer es ir a por la snitch dorada y olvidarte del resto del partido. Y es que ser cazador, golpeador, guardián y buscador quedan un poco relegado a lo que elija el jugador y lo que mejor quiera jugar, porque intentar mantener el control del equipo por completo es muy complicado y frustrante.

Y es que cuando quieres cambiar de jugador en mitad de la partida para seguir el juego, robar el balón e ir en contraataque se complica porque el control no es demasiado bueno, te pilla en otra dirección y no sabes muy bien que hacer. Después cuando quieres pasar el balón la ventana de pase es muy corta, muchas veces crees que el balón llega al jugador, pero no llega y, cuando quieres llegar a la portería, la velocidad de los jugadores deja mucho que desear, aunque tengas una escoba que vaya mas rápido. Si te pones el modo de dificultad algo más sencilla, claro que ganas fácil, pero si la pones algo más alta la cosa se complica y el juego se convierte en una odisea. Todas estas cosas, y que el juego no ofrece mucho más que esto, se convierte en algo realmente decepcionante. Claro que puedes jugar offline y online partidos de Quidditch y son algo más divertidos porque el nivel medio de la gente que juega no es demasiado elevado hasta que consiga hacerse con el control de todo.

En definitiva, Harry Potter – Campeones de Quidditch es un juego que puede sentar bases para un futuro juego de Quidditch algo más grande y mejor desarrollado. Este juego lo intenta y hace cosas que pueden ser interesantes, pero en el fondo queda como un juego que se lía con sus propias mecánicas, con las decisiones de juego que toma y que no termina de entrar todo lo bien que debería. El juego está disponible en PlayStation 5, PlayStation 4, Xbox Series X|S, Xbox One y PC (Steam y Epic) en digital. El 8 de noviembre sale la edición física Deluxe y  en navidades estará disponible la versión de Nintendo Switch.