Hoy traigo a esta sección una película imprescindible en vuestras videotecas de lo absurdo y lo cachondo. Me refiero a Porky’s una película de 1982 dirigida por Bob Clark (Sucede en las Mejores familias, Unos Peques Geniales) que podríamos decir que es un más que digno predecesor de las American Pie: Chicos de instituto, salidísimos, pero ingeniosos y divertidos.
Un título en luces de neón. Debe ser un sueño.
«¡Arriba, arriba dormilones! ¡Y a sujetarse los calzones!»
La historia nos sitúa en el (futurista) año de 1954, en Playa Ángel, condado de la americana Florida, en un instituto típico habitado por los típicos muchachos de 16-17 años con más hormonas de las que sus cuerpos pueden soportar:
Quien no se haya levantado así nunca es que tiene algún problema… o es una chica.
¿Argumento? Bueno, se podría decir que hay dos argumentos en esta película: El principal es el intento de pillar de todo el grupo de amigos, en especial Pee Wee (Dan Monahan), el único que es aún virgen, a todo lo que se mueva. Esto da lugar a multitud de escenas de pura risa, a trastadas de unos compañeros a otros y a la segunda trama de la película. A uno de los amigos, Jarvis (Roger Wilson), se le ocurre la genial idea de ir al local de Porky’s, en el pueblo de al lado, a buscar los servicios de prostitutas cubanas. Allí se verán humillados por el dueño y por el sheriff del lugar y eso llevará consigo varios intentos de venganza por parte del orgulloso Jarvis.
Porky Wallace, más que humillarlos, parece que se los va a comer.
«Quita las pelotas de mi colchoneta… Las de baloncesto»
Pero vamos a lo que importa. ¿Por qué hay que ver esta película?
Sencillo. Porque sienta las bases de muchas de las comedias de adolescentes actuales pero con mucha más gracia (lo siento, prefiero estas películas a las American Pie de lejos) y sin renunciar a que TODOS sus personajes tengan un momento de lucimiento, hasta el punto que esta película (atención a esto) es la segunda más taquillera de toda la historia de Canadá (después de Resident Evil: Afterlife). Y es que la película fue de producción canadiense pese a rodarse en Florida.
Gracias Canadá. Primero nos diste a Tripper (de Los Incorregibles Albóndigas) y ahora nos das a Pee Wee.
¿Necesitáis más razones? Algunas de las bromas de esta película han logrado que un servidor tenga que pausarla para poder reírse a gusto. Hay algo en la inocencia de algunos personajes, o en su extremada perversión, algo en los extremos que hay entre los hormonados jóvenes y la rectitud moral de Beulah Balbricker (Nancy Parsons) que resulta extremadamente hilarante.
Eso y que la escena del despacho del director es sublime:
¡La reconocería en cualquier parte!
La frase literal de uno de los personajes es «¡Cuánta lana junta!» Obviamente me refiero a la escena previa con todas las estudiantes en pelota picada.
Por qué la llamaban Lassie, no podía dejar de reírme.
«¿Alguien ha Visto a Mick Onio?»
Por último añadir que, además, no es una película vacía de moralejas. El personaje de Timmy Cavanaugh (Cyrill O’Reilly) es un paleto racista hijo de un delincuente homicida. Este personaje da lugar a escenas interesantes con Brian Schwartz (Scott Colomby), su compañero judío y con el cabronazo de su padre (Wayne Maunder) Por otra parte, la cabezonería de Jarvis, la manera de enfocarla de sus compañeros y las consecuencias que ella tiene son un fiel retrato de la zona de los EEUU en la que se desarrolla la película (y de buena perte de la España profunda en el fondo)
Un tipo duro.
«Y aunque estén muertas… Si no están demasiado frías…»
La película se vio continuada en 1983 con Porky’s II: El día siguiente y en 1985 por Porky’s III: La Venganza, a cada cual con menor éxito que la anterior. He tratado de buscar merchandising y esto es lo que he encontrado:
Especialmente diseñado para Pee Wee.
Para la Atari 2600, lo flipo.
En septiembre volvemos, con el colegio y más cachondeo… o quizá con una buena dosis de desmadre, ¿quién sabe?
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