Con motivo de estas fechas tan señaladas me remonto hasta los años 60 para hablaros de una película que hace que los viajes psicotrópicos de los Beatles a bordo del Yellow Submarine parezcan un viaje del Imserso. Corrían las Navidades del año 1964 cuando Glenville Mareth decidió adaptar una historia escrita por Paul L. Jacobson con la ayuda y dirección de Nicholas Webster para presentarla en el mercado navideño. Poco éxito hubo de tener la idea cuando los dos primeros no hicieron nada más remarcable en sus respectivas carreras y de lo único que puede vanagloriarse el señor Webster es de haber dirigido un capítulo de Superagente 86 allá por 1970.
Pero no he comenzado a escribir para reírme de ellos, no. Se merecen el mayor de mis aplausos por este pedacito de estiércol que ahora paso a mostraros:
Estáis contemplando la escena con mayor presupuesto de la película.
«La Tierra ya ha visto bastante a Santa Claus. Le traeremos a Marte»
Es 3 de Diciembre de 1964. En el Polo Norte y con una temperatura de -91º C el reportero de la cadena N.I.Ñ.O. entrevista a Santa Claus con motivo del inicio de la campaña navideña (vamos, lo de todas las Navidades desde que el monstruo del Lago Ness y los duendes de Cornualles dejaron de ser mediáticos), pero la entrevista no sólo la siguen miles de personas de Norteamérica; también la siguen nuestros vecinos del planeta Marte (¡a eso le llamo yo robar la señal!), más concretamente los niños marcianos, que son unos pobres desgraciados sin infancia que se extrañan al oír hablar de «Santa Claus«, «Navidad» o «juguetes«.
La de la derecha (Pía Zadora) sufre. Lo sé. Se tira en la misma pose con esa expresión durante 2 minutazos.
El jefe de los marcianos, Kimar (interpretado por Leonard Hicks) que también es padre, se preocupa por que sus retoños pasen tanto tiempo frente a la televisión y tan poco haciendo…. ¿cosas de marcianos? y decide consultar al anciano Chochem del Bosque (joder, me descojono sólo de escribirlo) que le dice que es normal, que los niños de Marte también se merecen una infancia.
Sólo hay un problema: En Marte no disponen de un Santa Claus propio, así que tendrán que secuestrar al nuestro.
«Eso es lo que sois todos: Margaritas»
Esta película ha sido catalogada por la prestigiosa página IMDB como una de las peores 100 películas de la historia. Hasta tal punto llega el tema que muchos freaks de todo el globo la ensalzan precisamente por lo penosa que es. A mí, particularmente, me fascina la seriedad con la que los actores se rebajan al más ínfimo de los niveles, como si estuvieran rodando una segunda Lo que el Viento se Llevó en lugar de una película que hace palidecer a buena parte de las que han pasado por esta galería de los horrores.
A modo de homenaje os los voy a presentar. Si no a todos, por lo menos a los que más me han impactado:
«Gracias Santa Claus por traer la Navidad a los niños de Marte»
Si os veis esta película hacedlo bajo vuestra propia responsabilidad. Yo ya soy un caso perdido pero quizás algun@ de vosotr@s quiere ser algún día alguien de provecho para la sociedad.
Ahora, si os la veis contaréis con mi eterno respeto (para demostrar que la habéis visto bastaría con que me contarais el chiste que le cuenta Santa Claus a los marcianos).
¡Hasta la próxima!
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