Menudo año lleva el cine: un Oso de Oro para un documental sobre refugiados (Fuego en el mar), una Palma de Oro a una crítica a los servicios sociales ingleses (Yo, Daniel Blake), además de otra infinidad de obras como La doctora de Brest o esta que nos concierne que han abarcado temas de crítica y realidad social.
Presentada en la plataforma Nuevos Directores en el pasado Festival de San Sebastián (dónde no pude verla) Bar Bahar, dirigida por la debutante, de nombre impronunciable, Maysaloun Hamoud cuenta la historia de tres chicas jóvenes que viven su veintena compartiendo piso en Tel Aviv. Las historias de estas mujeres (dos árabes y una cristiana homosexual) confluyen en este apartamento que no es más que nexo común de sus vidas basadas en fiestas, desfasadas vivencias nocturnas y dramas familiares. En paralelo a esto vemos la historia de tres mujeres marcadas por su destino, por su religión y encadenadas a un hombre por compromiso familiar.
Por el tipo de historia y personajes (mujeres atrapadas por su religión y ancestrales costumbres), la premisa de la película recuerda a Mustang, obra que desfasaba en su parte final pero que en general mantenía un tono agradable y conectaba desde el principio con el espectador. Sin embargo Bar Bahar es un despropósito desde el principio, una película que roza lo paródico y que no conciencia, más bien aburre.
Pese a lo bien construido que está el pasado de las protagonistas, todo se puede intuir e imaginar con sus frases y actos dónde reflejan todas sus frustraciones; la película tiene un desarrollo nefasto e inverosímil (de ahí lo de paródico). Pese a su temática, las primeras escenas son bastante alegres (dentro de lo que el término permite) y, aunque ciertas frases y acontecimientos chirríen (que la película arranque con ellas drogándose como símbolo de rebeldía) el arranque es bastante prometedor, se conecta bien con los personajes y uno se cree lo que está viendo; todo esto acaba desplomándose cuando la cinta pretende volverse más dramática y se empieza a tratar a fondo el tema de los matrimonios de conveniencia, convirtiéndose en el hilo conductor de la película y en el fruto de su desenlace.
No niego el interés ni la importancia de estos acontecimientos para el trascurso del filme y el desarrollo de los personajes, el problema es que alcanza un nivel de inverosimilitud importante ya que es difícil creerse que un hombre (de esa cultura) se deje humillar por las tres protagonistas y que estas se comporten como tres mafiosas. Sin querer entrar en polémica, no me gusta nada la visión del feminismo que da la directora y el enfoque que se le da al asunto puesto que acaba dando la sensación de que no se lucha por la igualdad si no que se busca venganza y esto se da precisamente por ese desfasadísimo tramo final cuya resolución es sensiblera y desequilibrada, conforme ha sido el resto del metraje.
A modo de colofón, podemos afirmar que Bar Bahar es una buena idea muy mal llevada, ya que no hay un tono fijo en toda la película y tiene unos vaivenes emocionales y argumentales que descolocan constantemente. Es una ópera prima e imagino que el hecho de que una mujer haya dirigido una película en Israel es algo a valorar, pero considero que la película no se sostiene ya que no tenía un objetivo claro al que llegar.
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