El mito vampírico proviene originalmente del folclore de los pueblos de Europa del Este; entre los que se recogen una serie de leyendas, definiciones y descripciones sobre todo lo referente a estas criaturas. Desde entonces, muchos se han servido de esto para crear personajes para sus novelas, películas de terror, etc. -algunos con más acierto que otros-.
A día de hoy, todo el mundo sabe lo que es un vampiro a grandes rasgos; pero pocos saben diferenciar a la criatura original del producto que Hollywood nos ha vendido a lo largo de los años.
Déjame entrar rescata al vampiro, le quita el envoltorio de plástico y con un «lavado de cara» lo vuelve a colocar donde le corresponde. El director sueco Tomas Alfredson parte de las leyendas originales para crear la atmósfera, los personajes y a su misteriosa criatura.
La cinta nos cuenta la historia de un pequeño y frío pueblo, donde una serie de inexplicables muertes inquietan a sus habitantes. Oskar un niño tímido conoce a Eli, una misteriosa vecina de su edad; cuya llegada al pueblo coincide con las muertes. Oskar y Eli comienzan una extraña amistad a pesar de que el niño piensa que ella es un vampiro.
La elección del cast es perfecta: Kåre Hedebrant interpreta a Oskar. A pesar de la introversión y de la ambigüedad sexual de su personaje, consigues llegar a él, trasmite una fuerza interior muy grande. En cuanto a Lina Leandersson (Eli), es una niña que no aparenta su edad: ni por su personaje, ni por su forma de actuar, ni por su rostro; parece una adulta atrapada en el cuerpo de una niña, lo que refuerza su personaje al máximo.
La película tiene un aire muy independiente por su ritmo visual lento y por la escasez de efectos especiales (comparando con lo que es actualmente una película de este género) pero aún así logra introducirte en la atmósfera y engancharte con el misterio que le rodea.
A Hollywood siempre le parece poco ceñirse a lo auténtico y se pierde envolviéndolo con un papel de regalo muy caro y muy brillante. Una vez más los suecos le dan una patada al star system americano para demostrar que es más importante la esencia que el frasco que la contiene.
-Un vampiro no puede entrar en tu casa si no es invitado- sin embargo, Déjame entrar ha sido recibida a lo grande llevándose varias nominaciones y premios en diversos festivales de cine en Europa.
Nosferatu de F. W. Murnau, Dracula de Francis Ford Coppola y ahora Déjame entrar de Tomas Alfredson son las pocas películas del género (a mi juicio) que no han caído en la distorsión de la leyenda del vampiro.
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