Love and Bruises

Love and Bruises: Descarnada historia de amor

El reconocido cineasta Lou Ye, nominado a la Palma de Oro a mejor película en dos ocasiones, Mariposa púrpura y Summer Palace, presenta su nueva película, un drama francochino sobre la relación obsesiva y dependiente de una pareja de jóvenes amantes. Presentada en la 68 edición del Festival Internacional de Cine de Venecia en el año 2011, La película llega a las salas españolas con notable retraso y difusión minoritaria. Con una estética y temática acorde a las inquietudes del cineasta chino, esta vez se adentra en los sinsabores de un amor autodestructivo. Realiza un extenso y profundo recorrido sobre los límites del deseo desenfrenado y la posesión de otra persona como si de un objeto se tratase. El sexo es el motor de la relación amorosa, es la fuente inagotable de pasión y, por encima de todo, es el medio para llenar el vacío que supone la propia existencia. La cinta nos remite al controvertido clásico japonés de Nagisa Oshima, El Imperio de los sentidos, donde el erotismo y el deseo sexual eran expuestos hasta sus últimas consecuencias, aunque aquí de manera menos explícita.

 

Hua (Lika Minamoto) es una joven y atractiva profesora que decide dejar su cómoda y asentada vida en Pekín para dar clases en una universidad de París. Más la romántica capital francesa no es como ella pensaba, todo su tiempo lo pasa en la universidad o bajo el techo de su pequeño apartamento. La nostalgia y confusión de hallarse en una ciudad desconocida y ajena la trastornan. Todo cambia cuando aparece en su camino Matthieu (Tahar Rahim), un obrero impulsivo y apasionado que rápidamente se convierte en su amante. La soledad e incomprensión de Hua se va difuminando en sus repetidos encuentros. Pero lo que comienza como una simple aventura se acaba convirtiendo en una relación posesiva y devastadora. La inseguridad y miedo del joven hará fuertes estragos en ella. El deseo se transforma en obsesión y las tiernas e ingenuas caricias iniciales son sustituidas por celos y abusos indiscriminados. La adición y necesidad de uno con respecto del otro será vital y les será imposible salir de ese oscuro e ininteligible laberinto de pasión en el que se hallan inmersos.

 

Love and Bruises

 

Los actores principales Tahar Rahim (Perder la razón) y Lika Minamoto (Switch) son la espina dorsal de la película, sus actuaciones son arrolladoras y apasionadas. Hipnotizan y arrastran al espectador hacia ese pasional caos el que se hallan sumidos. Recorremos junto a ellos un camino de espinas en el que no se vislumbra ninguna salida posible. A medida que van avanzando tanto el dolor como el placer se tornan más intensos y la necesidad que ambos sienten por poseer al otro adquiere tintes casi enfermizos en todos los aspectos de su vida. La relación destructiva y posesiva que se nos muestra acabará arrastrando a los protagonistas hacia un agujero sin fondo. La pasión es arrebatadora y es plasmada con gran intensidad y acierto por el director. Lou Ye disemina las relaciones de pareja moderna y hace un interesante análisis sobre los extremos a los que puede llevar la posesividad y el ansia descontrolada de poseer a otra persona. Recalca, en última instancia, la necesidad innata que sentimos de ser amados y respetados.

 

Sin embargo aunque la película trate uno de los temas que suscitan más interés y atractivo en los espectadores se torna fallido e incompleto. El comienzo es magnífico y sugiere un drama intenso y desgarrador, pero la realidad es que va perdiendo fuerza a medida que avanza. La segunda mitad del metraje se torna monótono y repetitivo sin llegar a estallar ese incontrolable deseo ni conseguir ahondar en lo más profundo de la pareja. Los personajes secundarios tampoco están bien logrados, como el mejor amigo del protagonista, Jalil Lespert (No se lo digas a nadie), siendo las escenas de la pareja los cimientos que sostienen el film. El final también ahoga esa intensidad que nos habían ido creando, dejando traslucir que la única alternativa y escapatoria ante la pasión irrefrenable es la huida. Al tratar de descifrar la profundidad y complejidad de una relación tan apasionada y obsesiva hay que entregarse a fondo, mostrar el dolor y la pasión en todos sus límites. En este caso el resultado final peca de ser superficial y reiterado, al no adentrarse hasta el fondo en sus inquietudes y sufrimientos.

 

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