Tournée: Gira de variedades por el pasado

 

TournéeTournée nos cuenta la historia de un hombre hecho a sí mismo, con un pasado que esconder y al que se ve irremediablemente destinado a volver. Esa es la base de la película, pero como hay millones de cintas con la misma idea Mathieu Amalric (uno de los enemigos con más clase de los últimos Bond) lo convierte en un espectáculo de vodevil.

New Burlesque es el nombre artístico del grupo de bailarinas, o al menos eso es lo que reza el dossier de prensa. Es un espectáculo de variedades grosero, grotesco, sin grandes artificios ni muñequitas de porcelana. Las artistas del escenario son mujeres que no tienen nada que demostrar, se han ganado el puesto que ostentan con la experiencia adquirida durante el paso y con el peso de los años. Mediante sus voluptuosos cuerpos intentan entretener a los hombres, mientras que con su ácido humor son las mujeres su diana.

El gran protagonista es Joaquin Zand (interpretado por el propio Amalric) productor del espectáculo de chicas que vuelve a su país natal (Francia), después de un largo periplo por el extranjero, y lo hace prometiendo a sus empleadas un gran final en París.

TournéeEs una película sencilla que enamora por sus localizaciones y su puesta en escena pero que no termina de enganchar ya que presenta a muchos personajes pero algunos de ellos se ven limitados y podrían haber dado mucho más juego. Esto no quiere decir que los principales no tengan su atractivo -Amalric se ha escrito un papel a su medida y la exuberante pin-up Miranda Colclasure está perfecta como Mimi Le Meaux– pero se pasa de puntillas por los contrapesos cómicos, que no terminan de cuajar por falta de escenas. Cuando llegan los títulos de crédito no ha quedado claro quien es quien.

El cierre del relato tampoco deja una buena sensación en la boca. Está muy bien localizado, con un páramo inhóspito y encantador pero aparece de repente, sin explicar siquiera cómo se ha llegado ahí.

Así pues, el sentimiento final que transmite la película es inconsistencia. Es una buena historia, bien rodada, con un buen plantel de actores y sin altibajos pero en la que se nota demasiado que está hecha para el lucimiento de su director, escritor y actor protagonista Mathieu Amalric.

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