Hermosa Juventud: Retrato sin aditivos de la Generación Perdida

Hermosa Juventud

Hermosa Juventud

Título Original: Hermosa Juventud

Director: Jaime Rosales

Guión: Jaime Rosales y Enric Rufas

Reparto: Ingrid García Jonsson, Carlos Rodríguez, Inma Nieto, Fernando Barona, Juanma Calderón, Patricia Mendy y Miguel Guardiola

España/ 2014 / 102′

Productora: Fresdeval Films / Wanda Vision / Les Productions Balthazar

Hasta ahora, el cine de Jaime Rosales se había caracterizado por ser aséptico, no conceder facilidades al espectador y estar pensado tan calculadamente que la improvisación fuera una herramienta previsible y no una bomba de relojería…

Hasta ahora, el cine de Jaime Rosales se había caracterizado por ser aséptico, no conceder facilidades al espectador y estar pensado tan calculadamente que la improvisación fuera una herramienta previsible y no una bomba de relojería.

Con su última película, Hermosa juventud, el cineasta catalán ha abierto una brecha en su trayectoria y de alguna forma ha «comercializado» su propuesta. La historia de Carlos y Natalia surge de lo más roto de esta sociedad actual: una pareja de veinteañeros sin dinero, con un presente sin alegrías y un futuro sin esperanzas, hacen negocio de donde pueden y por el camino se les presenta un bebé. La trama, pese a su carácter de denuncia, no exige de grandes alardes y el plano formal huye de los experimentos que sí acontecían en su anterior filme, Sueño y silencio. La distanciación premeditada del director para con sus personajes y su historia que en el pasado era una característica vital de su trabajo ha tornado aquí en una necesidad de estar presente en cada secuencia sin obligar al personaje a remar por sí mismo; Rosales y su cámara acompañan a los jóvenes protagonistas y les guían, más cercanos al convencionalismo.

Madrid es la ciudad escogida para que los sucesos tengan lugar. Más concretamente, los barrios bajos de la capital donde los chavales quedan en parques para hablar de lo mal que está la vida y en los que hasta la más estúpida de las disputas puede acabar en una pelea fatal. Sin duda, estas localizaciones son acertadas para contar esta historia de desazón, con un trabajo de campo fantástico; sin embargo, alguna de ellas es la misma que utilizó Fernando León de Aranoa en su aclamada Barrio, película con la que además de sus escenarios Hermosa juventud comparte varios planteamientos. El primero de ellos, centrarse en unos jóvenes desafortunados y sin aparente sangre en las venas que se niegan a tomar las riendas de su destino hasta que la vida no les golpea. El segundo, el tono elegido por ambos directores, austero, sin aspavientos y con un marcado carácter combativo. Y el tercero, buscar la belleza (si es que la hubiera) en lo mundano, lo cotidiano, lo feo.

Hermosa Juventud

Pese a esta concesión del maestro de orquesta con su manera de rodar, no ha podido evitar presentar ciertas innovaciones en el lenguaje cinematográfico. En momentos puntuales del metraje (puntos álgidos, incluso) la voz de los personajes deja paso a las nuevas tecnologías y el devenir de los protagonistas se muestra a través de aplicaciones de mensajería para el móvil y un nutrido álbum de fotos que sirven a una vez de transición entre clímax y una sorpresa. Sorpresa que podría ser negativa o positiva dependiendo de a qué se atienda: no cabe duda de que es original (aunque quizá algo tardía) y el lenguaje de los hermosos jóvenes está estudiado, pero al no haber ningún tipo de concisión, estos momentos sin música, con los únicos aditivos sonoros de los mecanismos de la tecnología, expulsan al espectador e irremediablemente restan dramatismo a lo acontecido en pantalla.

La pareja protagonista, encarnada por Ingrid García Jonsson y Carlos Rodríguez, es lo que realmente dota de verdad a la película. El trabajo de ambos es creíble hasta el dolor y la química que emerge de sus escenas juntos es palpable en la platea. La actriz lleva su belleza al extremo en secuencias difíciles de rodar interpretando un papel del que, echando un simple vistazo a la calle, habrá podido encontrar mil referentes en los que apoyarse. Por su parte, Carlos Rodríguez, actor con bagaje televisivo, encuentra aquí un rol pensado para él, es un chaval de barrio con mejor fortuna pero probablemente los mismos lugares comunes que el Carlos de la ficción. De entre los secundarios destaca por su sencilla y a la vez laboriosa interpretación Inma Nieto, dando vida a la sufridora madre de la protagonista.

Hermosa juventud es cruda, no representa una realidad complaciente y busca retratar la vacuidad de una generación sin rumbo. Quizá por eso Rosales haya decidido que no sea su particular estilo de rodar si no la realidad la que haga pensar y conmoverse al espectador.

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