No es original y no asombra, pero La suerte en tus manos tiene algo que la hace especial. Daniel Burman dirige una comedia romántica intelectual, existencialista y agradablemente cotidiana. Sin dejar de tratar constantes en su cine como la familia, aligera el tono y (lo digo como un elogio) se acerca mucho al universo de Woody Allen. En especial por el personaje interpretado por Jorge Drexler, actorazo con el que tendríamos que estar enfadados por no haberse puesto ante la cámara mucho antes.
El artista uruguayo interpreta a un hombre de mediana edad, divorciado con dos hijos y una tremenda verborrea tras la que se oculta. Y juega al póker. Como medio de evasión y aplicando de paso las reglas de este a su propia vida. Es a través del póker como Burman elabora su discurso y reflexiona sobre temas como el destino, las segundas oportunidades o las relaciones humanas.
Es siguiendo los principios del póker como nuestro protagonista quiere recuperar un antiguo amor de juventud (Valeria Bertucelli) que, azarosas coincidencias, acaba de romper con su actual pareja y busca rehacer su vida. Y a partir de aquí los enredos habituales del género para llegar a un desenlace también previsible. Pero es gracias a la figura de Drexler por lo que seguimos con atención la historia. Lo demás se vuelve invisible ante su presencia y es él quien sostiene la película.
Burman y Segio Dubcovsky rodean al cantautor de una serie de pintorescos personajes como el rabino al que conoce en una partida de póker o a su médico de cabecera que hace las veces de confidente y psicoanalista, dándole así un aire más de comicidad a la cinta, pero no son, ni mucho menos, elementos que nos arranquen carcajadas. Esta es una película que despierta sonrisas, pero poco más. Para pasar una tarde calurosa de verano y olvidar. Salvo a Jorge Drexler.
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