No es esto lo que sucede con Gnomeo y Julieta. Hacía mucho que no veía a tantos críos en una sala estarse callados. Una de dos: o habían consumido algún tipo de tranquilizante de elefantes con las palomitas o les estaba aburriendo la película tanto como a mí.
Mal asunto. Una película infantil no debería aburrir por contrato, debería tener un mínimo estandarizado de chistes divertidos y, si no, de vuelta a la mesa de dibujo. Esta película no llega a ese mínimo (se queda en dos o quizá tres para hora y media) y sólo cuenta con la suerte de no haber coincidido en fin de semana con Rango para poder hacer unos buenos números en taquilla.
La historia de la que parte ya está muy trillada, pero eso no es un problema (mirad la cantidad de películas que ha sacado Julia Roberts con la misma base y el mismo éxito) El problema es que Kelly Asbury (que tan bien dirigió la divertidísima Shrek 2) ha tratado de acercarse demasiado a la genial obra original y, cual Ícaro, ha quemado las alas de este filme.
Aún así, he de reconocer que la idea de los gnomos de jardín de dos colores distintos peleados me parecía muy atractiva de entrada, qué pena que no se haya utilizado mejor.
Como aspectos positivos podemos poner a los «mudos» (esos personajes que no hablan y que se dedican a protagonizar gags cómicos a lo largo de la película y que representa tan bien la «ardilla» de Ice Age) En este caso los gnomos rojos cuentan con unos enanitos simpáticos y los azules con unos conejitos tiernos y sin boca que hacen bastante gracia… cuando no están aburriéndonos los protagonistas.
La banda sonora:
Le veo un problema: Elton John no es un tipo conocido por sus canciones marchosas y tremendamente bailables. No es buena música para escenas de acción, así que hay que comerse gran parte de ellas o pasar versiones instrumentales de las canciones a velocidad de reproducción aumentada, que tampoco arregla demasiado el asunto.
James Newton Howard (autor de maravillas como la banda sonora de Diamante de Sangre o El Fugitivo) hace lo que puede con lo que le dejan componer, pero queda en un triste segundo plano.
Por último, las colaboraciones de Lady Gaga y Nelly Furtado dan lugar a buenas versiones de antiguos temas, pero no hacen mucho más.
En resumen:
Se llenarán las salas de niños aparcados por sus padres. De niños que años después recordarán películas como Toy Story 3, Cómo Entrenar a tu dragón… y puede que olviden una peliculilla de gnomos a la que le faltaba «algo».
Más suerte la próxima vez Kelly Asbury.
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