De Palma, John Woo, J.J. Abrams… si por algo se caracteriza Misión Imposible es, aparte de apaciguar el ego de Tom Cruise, que todos sus directores han sabido dejar su impronta en cada una de las entregas de la franquicia, logrando que cada una de ellas tuviera una identidad propia. Y Brad Bird no ha sido menos.
Este es un mérito del que parte importante –todo hay que reconocerlo– es el propio Cruise. Si ya se la jugó con un JJ Abrams que aunque sabía lo que podía ofrecer al género gracias a Alias, nunca se había puesto al frente de una película; con Bird el riesgo ha sido mayor. Dos Oscars, sí, pero en animación. Este cineasta siempre ha estado involucrado en proyectos animados y dirigidos a un público familiar, por lo que liderar la cuarta parte de las aventuras del agente Ethan Hunt no era tarea sencilla.
Así y todo, Bird ha sabido llevar la película a su terreno, para bien y para mal por idénticos motivos. Misión: Imposible 4 es un producto demasiado familiar, está hecho con el ánimo de que los niños puedan ir a verlo, no hay sangre y abundan los gags cómicos. Algunas secuencias –el ventilador gigante o la escalada al rascacielos– son deudoras 100% de las influencias del director, haciendo guiños –quizás excesivos– a los films de aventuras animadas.
Toda la oscuridad y dramatismo en la historia que veíamos –y agradecimos– en la tercera entrega, se esfuma por completo en esta película. Brian de Palma construyó un relato de espías con cierto aroma a clásico, John Woo se tomó demasiado en serio a sí mismo, JJ Abrams mostró la faceta más humana del héroe y para Brad Bird no es más que un juego.
Los más puristas de la saga también tienen motivos para preocuparse –o alegrarse–. Con un guión de lo más clásico en el que se enfrentan espías rusos y americanos y en el que la tensión nuclear está latente, Protocolo Fantasma supone un retorno a los inicios de la misma y los parecidos con las otras películas no faltan.
Seguidores o no de Ethan Hunt, como título de acción cumple a la perfección –por más que como casi siempre sobre metraje– y muestra con honestidad su vocación comercial. La cinta, además, tiene algunas de las mejores secuencias de la saga: la huida de prisión del prólogo y la escena inicial de Josh Holloway ponen el listón altísimo.
Se echa en falta, en cambio, un villano con más fuerza, o al menos con más presencia. Michael Nyqvist da lo que puede, pero le sucede un poco lo que a Timothy Olyphant en La Jungla 4.0 –salvando las distancias, claro– y es que su personaje no está a la altura de las circunstancias. Le falta el carisma que pudiera tener un villano como Owen Davian –ya que hemos hablado de Misión: Imposible 3.
Y ya que hablamos de sentimientos enfrentados, la mención a Jeremy Renner es obligada. [SPOILER] Sabiendo de su participación, todo el mundo espera que sea el nuevo Ethan Hunt y que en futuras secuelas recoja el testigo, pero contra todo pronóstico y en un gran acierto, nos lo presentan como un analista nada diestro y que se ve superado por la situación. Hasta que un giro de guión lo convierte en un implacable agente de campo y se descubre el miedo al riesgo y a ofrecernos algo nuevo e inesperado. [FIN SPOILER] Por mucho que se sumen nombres y actores con talento a la franquicia, la estrella sigue siendo Tom Cruise. Renner tiene que conformarse con formar parte de la función.
Deja un comentario: