Piratas del Caribe en mareas misteriosas: Una de zombies, piratas y sirenas

 

Piratas del Caribe

Cambia la década y un nuevo director se hace cargo de una de las sagas más rentables para la máquina de hacer dinero que es Disney. Si las tres primeras las dirigió Gore Verbinski, responsable de Rango (se ve que quien trabaja una vez con Johnny Depp repite), ahora toma el relevo Rob Marshall para tratar de insuflar aires frescos a la serie (que buena falta hacían tras una casi infumable PdC: En el Fin del Mundo).

La solución, para Marshall, pasaba por sacrificar algo del «humor Disney», ejemplificado en personajes como los interpretados por Lee Arenberg y Mackenzie Crook (los piratas Pintel y Ragetti, el calvo y el del ojo de madera). Para sustituirlo por una (casi) omnipresencia de Depp/Sparrow. El resultado es un producto repleto de acción y de diálogos (o monólogos) desternillantes del capitán Jack Sparrow, que muy probablemente sirva para relanzar la saga (el guión de la próxima entrega, de hecho, ya está escrito y pendiente de aprobación).

La historia:

Tras los acontecimientos de la última entrega, Jack Sparrow se encuentra sin tripulación y sin barco, pero con la firme intención de encontrar la legendaria Fuente de la Juventud. Para ello, primero debe dirigirse a Londres, donde retienen preso a su «fiel» compañero Gibbs (Kevin McNally). Pero Sparrow no es el único que busca tan preciado mito. Los españoles han organizado una expedición para encontrar la fuente y Barbanegra (Ian McShane), el pirata al que temen otros piratas, también está decidido a lograr la eterna juventud.

A poco que hagamos memoria, el argumento puede fácilmente recordarnos al de la segunda película (El Cofre del Hombre Muerto). Un mito de la época de los piratas y muchas manos que buscan hacerse con él, pero esta vez cambiamos el corazón de Davy Jones por la famosa Fuente de la Eterna Juventud. Así que, con respecto al guión, no podemos decir que innove demasiado en relación a las otras entregas.

Tampoco parece que busque demasiado esa innovación. Más bien los cambios van en relación a la introducción de nuevos personajes y la desaparición de otros anteriores que ya estaban quemados o que no funcionaban del todo bien (sí, me refiero al dúo Orlando Bloom/Keira Knightley), confiando en que el estilo de las anteriores entregas baste para hacer triunfar a la cuarta película.

Los actores:

Piratas del Caribe

La impresión con la que un servidor sale de la sala de cine es que la película está construida para el lucimiento personal de Johnny Depp; que sale prácticamente en todas las escenas durante las casi dos horas y media que dura la cinta. Para que nos vamos a engañar, Depp está enorme en un papel que ya se sabe al dedillo, pero se echa de menos algún otro pirata o marino lo suficientemente potente como para compartir el protagonismo.

Y es que Penélope Cruz tiene un personaje (Angélica) que es un sí, pero no. Un personaje del que uno espera mucho más protagonismo del que al final acaba teniendo (casi nulo). De hecho, la película no habría cambiado demasiado sin su presencia. Como actriz no hace un mal papel, pero es una de esas personas que quizás necesiten doblador en la versión inglesa de la cinta (madre mía, qué acento), algo de lo que se librarán los espectadores españoles. En este párrafo habría que mencionar también a Mónica Cruz, su doble en las escenas en las que el estado de su hermana hacía necesaria su participación. Por si acaso, casi todas las peleas en las que participa Angélica son a cara sombreada o con el personaje de espaldas. Problema resuelto, a lo Pepe Gotera y Otilio, pero resuelto al fin y al cabo.

Geoffrey Rush, por su parte, vuelve a ponerse en la piel del rival de Sparrow, Barbossa. Otro personaje de los que se han ido quemando con cada nueva entrega (con la diferencia de que este sigue). Ya fue pirata-zombie al servicio de la diosa de los mares y ahora es un pirata con patente de corso al servicio de la corona de Inglaterra… En la práctica da la sensación de ser un pirata de otra época, que se resiste al retiro. Algo parecido le ocurre a Barbanegra.

Por último (y no sé si calificar esto como spoiler), está la parejita de la peli, no podía faltar. En este caso les toca a Sam Claflin y a la guapísima y española de nacimiento Astrid Berges-Frisbey en los papeles de Philip (un evangelizador capturado por Barbanegra) y la sirena Syrena (ahí se han quebrado la cabeza). Si hay alguien que sobre al cien por cien en la película es el pobre de Sam. Intuyo que su personaje está en la película para poder tener a un jovencito ‘fuertote‘ que se quite la camiseta y haga las delicias de las adolescentes hormonadas; pero ya que lo ponían podían haberse trabajado un poco más el papel. Porque Syrena todavía tiene cierta importancia en la trama, pero lo que es él…

Piratas del Caribe

El director:

Marshall desembarca en esta saga tras éxitos de la envergadura de Chicago, Memorias de una Geisha o Nine. Pese a lo que pueda parecer por lo anteriormente escrito no hace un mal trabajo. PdC: En mareas misteriosas es una película muy entretenida que arranca más de una sonrisa y bien vale el ir a verla al cine. El problema es que se queda ahí, en entretenida. Las dos primeras películas se estrenaron en agosto en nuestro país y fueron la película del verano. Las dos últimas son sin embargo, de mayo, porque ya saben de antemano que no tienen nada que hacer con el resto de blockbusters estivales.

Marshall, además, firma una película excesivamente larga. Con sus casi dos horas y media da la sensación de que se está contando muy poco en demasiado tiempo. Y eso no es bueno. Si esta película triunfa, habrá que ver si el director pule defectos de este estilo en la próxima entrega.

La música:

Vuelve a estar en manos de Hans Zimmer, que creó una melodía maravillosa para las primeras entregas y vuelve a sacarle jugo. Las cuatro películas le dan muy buen uso a su banda sonora y creo que esta es la que mejor lo hace de todas, con escenas que dependen en exclusiva del factor melodía (como la conversación/baile nocturna entre Sparrow y Angélica, digna de un sentido aplauso). Además, al parecer de un servidor, en una saga la presencia de una melodía común unifica. Me explico, todos silbamos las mismas notas al pensar en Superman, en Parque Jurásico o en Harry Potter. Lo mismo sucede con Piratas del Caribe.

En resumen:

Rob Marshall resucita una saga que parecía muerta. Pero podría haberlo hecho con una película un poco menos larga.

Piratas del Caribe

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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