Esto viene a refrendar dos cuestiones. La primera es el escaso interés de los espectadores ante los largometrajes españoles; no tanto un desinterés por la poca calidad de las propuestas (solo hace falta ver filmes como Nocturna), sino por el poderío hollywoodiense y el victimismo patrio derivado de esta situación que hace que no se esmeren lo suficiente por promocionarse (o por no invertir en publicidad es por lo que Hollywood tiene tanto peso). Sea como fuere esto resulta ser como la pescadilla que se muerde la cola. Lo que nos lleva a la segunda cuestión, y es la del poco sentido de industria y la falta de confianza del sector en la animación. Casi se pueden contar con los dedos de una mano las productoras que realmente hacen algo por la animación en España: Filmax, Kandor Moon o Dygra Films (curiosamente las que mejores resultados han obtenido y las que más empeño le han puesto). Otras como Perro Verde Films también han aportado su granito de arena (es la productora de Gritos en el Pasillo y participa en El lince perdido).
Pero claro, este es un problema que repercute en toda la industria nacional (si es que se puede hablar de ella) y no solo de la animación. Bien es cierto que por el carácter más artesanal y la mayor lentitud de estas producciones el problema se acentúa. Eso sí, no todo el panorama es negativo. Otro de los motivos que ayudan a dar la sensación de que la animación se encuentra en alza, y quizás el más determinante, es el reciente éxito de La dama y la muerte, de Kandor Moon.
La productora, que con El lince perdido ya fue pre-seleccionada a los Oscar, consiguió con este corto llegar a la nominación en este 2010. Lo interesante ya no radica solamente en el reconocimiento internacional, sino en, por un lado, la fuerte apuesta que hacen en las mejoras técnicas. Siendo, así, los primeros en apostar por la animación en 3D estereoscópica* en España.
Y, de otro lado, el apoyo recibido de su socio Antonio Banderas. El papel que juega el actor y director malagueño en todo esto es muy a tener en cuenta. A través de su productora, Green Moon, llegó a un acuerdo con Kandor Graphics para desarrollar hasta cuatro filmes de animación bajo el sello Kandor Moon. La primera fue la exitosa El lince perdido, y la siguiente que ya se vislumbra en el horizonte es Goleor: la balanza y la espada (que también será en 3d estereoscópica). La presencia de Antonio Banderas es importante por el ejemplo que supone para la iniciativa privada y el peso como figura que tiene en nuestro cine. Hasta el momento los logros les avalan y es de esperar que sigan por ese camino.
Ahora solo queda que las buenas sensaciones que la animación española está dando últimamente se conviertan pronto en una realidad y no se queden en agua de borrajas como siempre.
*¿Qué es esto de la tecnología 3D estereoscópica? Pues es lo que hemos visto por ejemplo en Avatar o, dentro de la animación, en Bolt de Disney. Consiste en rodar las imágenes con dos cámaras paralelas (o en el caso que nos ocupa, generadas por ordenador), separadas entre sí por la distancia media que hay entre los ojos humanos (estandarizada en 64 milímetros).
Cuando se proyecta la película en las salas se pasa – de forma correlativa – una imagen para cada ojo. Es aquí donde entran en juego las gafas que nos dan en la sala, pues un emisor de infrarrojos les envía una señal indicando cual de las dos lentes debe oscurecerse para impedir la visión con ese ojo, al tiempo que permite al otro ver la imagen correspondiente.
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