La Loca Historia de Mel Brooks

La Loca Historia de Mel Brooks: Como debe hacerse

La Loca Historia de Mel Brooks«… pocos han sido tan valientes y osados como Mel Brooks«

 

De verdad que da gusto cuando uno se encuentra libros que, lejos de ser una entrada de Wikipedia impresa y encuadernada, nos entretienen e ilustran a partes iguales. Cuando uno aborda temas de los que es fácil sacar un listado (películas, peluches, muñecos articulados de los 80…) es fácil caer en la tentación de la simple enumeración y lo mismo pasa cuando uno se pone a repasar la vida y milagros del personaje de turno. Lo verdaderamente complicado (también nos pasa a los que escribimos reseñas) consiste en salir de esa autopista y transitar por las carreteras menos convencionales del análisis, la opinión y, si procede, la admiración, sin que la calidad informativa se resienta por ello. Todo esto lo consigue Jorge San Román en La Loca Historia de Mel Brooks, libro que edita Diábolo Ediciones y que viene a engrosar su ya extensa bibliografía de volúmenes dedicados a analizar temas y personajes tan diversos como Paul McCartney o los Trotamúsicos (en el libro dedicado a la obra de Cruz Delgado).

 

San Román se embarca en la compleja tarea de analizar la vida y la extensa carrera de uno de los mejores cómicos de todos los tiempos. Un hombre polifacético que despuntó a ambos lados de las cámaras y que sentó las bases de la comedia de lo absurdo que muchos de nosotros adoramos desde que, de pequeños, nos dejaron ver aquella del Jovencito Frankenstein (punta del iceberg de su extensa filmografía, pero quizás también la obra por la que más gente le conozca en este país). El resultado es un volumen extenso, plagado de material gráfico y extremadamente interesante que nos ayuda a conocer y entender mejor a una de las mentes más brillantes del show business norteamericano.

 

«Quiero hacer eso«

 

Ocurren un par de cosas con Mel Brooks que, de hecho, pasa también con otros muchos cómics y creativos de épocas pasadas. Por un lado, su obra se ha de analizar y visionar con la certeza de que representa, en su gran mayoría, a un momento concreto de la historia de la humanidad. No tiene sentido criticar chistes, actitudes o mentalidades sin ser conscientes primero del momento en el que éstas vieron la luz. No se pueden, de hecho, disfrutar plenamente sin ser plenamente conscientes de ello. Por el otro, con su producción, y a no ser que estemos muertos por dentro, nos demuestra que el verdadero humor no entiende de corsés ni correcciones políticas. Porque cuando intentas enclaustrar al humor entre las paredes de lo que tú, arbitrariamente, consideras ‘correcto’ no sólo estás censurando (algo que emparenta a toda la caterva de blanditos actuales con los peores fascismos europeos), sino que destruyes una de las principales magias del chiste: dar salida y acercar al resto del mundo situaciones terribles a través de su reducción al absurdo o de llevarlas al límite. La risa es un antídoto para las tragedias y uno de los mejores vehículos para hacer que éstas sean digeribles por el más mentecato de los seres humanos. No nos podemos permitir prescindir de los chistes en base a la imaginaria ofensa de tal o cual persona.

 

La Loca Historia de Mel Brooks

La Loca Historia de Mel Brooks

 

El libro de San Román se disfruta a través e una lectura pausada, saboreando cada detalle y cada anécdota. Viene, además, acompañado de una sección final con la enumeración (ahora sí, como una sección y no como un sentido general) de sus trabajos como director y como productor: lo que podríamos considerar como una check-list de títulos imprescindibles para poder considerarnos unos verdaderos enamorados del séptimo arte en general y de la absoluta genialidad de Brooks, en particular. Diábolo vuelve a acertar poniendo en nuestras estanterías una obra seria, bien documentada e inteligente que sabe como transmitir conocimiento sin convertirse en una manguera de datos al tuntún.

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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