«Sólo podéis percibir la proyección de nuestra energía… como la luz de las estrellas muertas«

Seguro que alguna vez te has levantado por la mañana con los restos de un sueño vívido aún impresos en la mente, pero conforme pasan los minutos vas notando como se difuminan los detalles hasta sólo quedar la sensación… y a veces ni eso.

La Serpiente de Agua, del mexicano Tony Sandoval, nos propone una historia en la que los límites entre lo real y lo onírico se difuminan constantemente y en la que la lógica y el raciocinio sólo están presentes de manera puntual en favor del un uso casi barroco de la fantasía y la imaginación. Al leerlo nos encontramos con fantasmas, experimentos con la sexualidad de las protagonistas, viajes entre dimensiones, desafíos claros a las leyes de la física… y un largo etcétera que se circunscribe en el territorio de lo soñado y lo vivido de manera inconsciente.

«Mañana te contaré la historia de mis dientes«

En líneas generales, la historia que se desarrolla en este cómic es clara y se reduce a una aventura sobrenatural entre dos amigas que se enfrentan a un ejército tenebroso. Sin embargo, la manera en que Sandoval deja volar su creatividad y su imaginación hace que el camino, en principio recto, entre la introducción, el nudo y el desenlace, se alargue por medio de infinitas vueltas y revueltas que se justifican a través de la confusa mente del personaje principal… o por la tendencia propia de los sueños de dar rodeos para llegar a ningún sitio.

Una de las impresiones que me queda con más fuerza tras la lectura de este álbum es que, si no es un fan devoto, el autor al menos conoce de cerca la obra de Neil Gaiman. La aproximación que ambos guionistas hacen del extraño poder de los sueños es muy similar y su manera de entender el universo de lo sobrenatural y su representación pictórica tiene más puntos en común que diferencias. Dicho esto, La Serpiente de Agua vuela libre de cualquier tipo de atadura con Sandman y si en algún momento toma algo prestado de la obra del escritor británico, lo hace adaptando y por el bien de la historia en lugar de limitarse a copiar estructuras y argumentos ya visitados en el pasado.

«El verano se moría. Sin que a nadie le importara«

El apartado visual nos deja con un diseño de personajes al que cuesta un pelín cogerle gusto, pero al que, una vez acostumbrados, podemos disfrutar en mil detalles. Y si de mil detalles hablamos al referirnos a las protagonistas, de un millón habría que hablar para referirse a la miríada de elementos que pueblan los fondos y los paisajes de las viñetas. El componente dibujado de La Serpiente de Agua tiene tanta o quizás más importancia que el guión escrito, sugiriendo formas y evocando situaciones.

Dibbuks se atreve con un cómic distinto y hermoso de leer y ver que juega con los sueños, la magia y los deseos adolescentes sin caer en tópicos y derrochando originalidad.