«El Joker se dedica a hacer lo imposible como si nada«
Ha vuelto. A lo grande. Como a él le gusta. Resulta curioso que, teniendo enemigos tan formidables como Bane o Ra’s al Ghul, sea el Joker (un psicópata sin poderes) la némesis de Batman. Nadie ha logrado llevar al Caballero Oscuro tan al límite como el Príncipe Payaso del Crimen y ahora, con su regreso a la primera línea del Nuevo Universo DC, vuelve a demostrarnos que él y sólo él tiene ese algo, esa pizca de grandiosidad, que lo convierte en el mayor villano de todos los tiempos y editoriales.
Los números #14, #15 y #16 de Batman en España nos traen el desenlace de la saga La Muerte de la Familia y han logrado que un servidor sienta frío en lo más caluroso del verano. ¿Por qué? Porque un Joker sin rostro, cuya expresión es invariable y maleable a los puñetazos de los adversarios, se ha tornado en uno de los villanos más terroríficos que recuerdo en el cómic mainstream. Todos los ingredientes utilizados por Scott Snyder (La Noche de los Búhos, el propio título de esta saga…) han confluido para hacer de esta historia un relato escalofriante que se aprovecha de las debilidades de Bruce Wayne y los suyos para dejar al descubierto la corrupta alma del héroe solitario, tan necesitada del villano como incansable perseguidora de su eliminación. Pero analicemos estas tres últimas entregas una a una para poder ver qué es lo que Snyder y James Tynion IV nos tienen reservado.
«Mírale a los ojos y convéncete de que sólo es un hombre«
El primero de estos tres capítulos resuelve la escena de la presa de Gotham y tiende un puente hacia el punto álgido de la acción en esta saga. En Batman #14 vemos reunida a la Bat-familia quizás por última vez y lo que se deja entrever es una cantidad ingente de sospechas y dudas acerca del hacer de nuestro protagonista. Antes he dicho que el Joker era la némesis de Batman, pero es la soledad, sobre todo la autoimpuesta, el mayor enemigo del justiciero de Gotham. En su obsesión por proteger a los demás de sus propios problemas y por culpa (en el fondo) del ego desmedido que requiere el no confiar en el criterio de nadie más que en el de uno mismo, Batman se ha ido aislando de sus amigos, otra vez, y le ha hecho la mitad del trabajo al Joker. Resulta muy triste ver como ni Nightwing ni el propio Damian terminan de dar crédito a sus palabras, pero también es cierto que yo, como lector, me resisto a creer en la taciturna palabra de Bruce, basada más en lo que su corazón sabe y su boca no dice que en las pruebas empíricas que puede mostrar a los demás.
La mayor parte de la acción de La Muerte de la Familia la podemos encontrar en Batman #15. Este cómic representa un viaje de Wayne al epicentro de la locura, el Asilo Arkham se convierte una vez más en un escenario perfecto para desdibujar los límites entre lo heroico y lo diabólico. Oscuridad, enemigos apenas entrevistos, escenas dantescas propias de una película de terror… El Joker es un maestro de ceremonias entregado que ha preparado para el murciélago un reino de las tinieblas el cual le invita a reinar… con él como el bufón de la Corte. Este capítulo nos ofrece algunas imágenes realmente espectaculares (gracias Greg Capullo por un uso sensacional de tu talento creativo) pero es la escena final, entre dramática, violenta y jocosa la que más me ha impresionado. Casi puedo oír en mi cabeza al Joker invitando a Batman a sentarse en su trono. Puro miedo.
«… te lo susurraré al oído, cariño«
El último número es Batman 100%. Más allá de las peleas, lo verdaderamente importante de Batman #16 son los golpes de efecto (medidos al milímetro por Snyder y compañía) y la «rotura del hechizo» que ataba a Batman y al Joker. La Muerte de la Familia ha terminado, pero los efectos de esta trama se van a sentir en todos los niveles del microuniverso de los murciélagos. Comenzando por la realidad que se ve forzado a aceptar Batman: Wayne necesita casi tanto a sus enemigos como éstos lo necesitan a él. Las lecciones que hayan aprendido el resto de los componentes de esta ahora rota familia los iremos sintiendo más adelante, pero hay una sensación oscura de derrota tras el desenlace de esta historia que nos lleva a pensar que dichas lecciones no van a ser precisamente de nuestro agrado.
A modo de resumen cabría decir que La Muerte de la Familia se puede considerar un clásico inmediato en las aventuras del Guardián de Gotham. Scott Snyder (cuya obra «se reeditará seguro» según palabras de Francisco Calderón en la entrevista que nos concedió allá por mayo) y Greg Capullo pueden sentirse orgullosos de su obra: Han logrado que a medio planeta le vuelvan a dar miedo los payasos.
«Puede llamarme Pingüino Emperador«
De forma paralela a los hechos de La Muerte de la Familia, ECC nos ha ido trayendo mes tras mes los números 15, 16 y 17 de Detective Comics. En ellos hemos podido ver algunos de los «efectos colaterales» de las acciones del Joker. Por un lado, la ausencia del Pingüino (actor involuntario en la farsa preparada por el Payaso) ha propiciado un cambio en los roles de poder de su imperio criminal. Pingüino Emperador es ahora la cabeza visible de la organización que antaño manejara Oswald C. Cobblepot y los números #14 y #15 de Batman en ECC sirven para que este nuevo villano pueda asentarse en el sillón de poder que le ha dejado su predecesor y desde allí preparar lo que está por venir en los bajos fondos de la oscura ciudad de Gotham.
Casi a la par, John Layman (actual capitán de la línea de Detective Comics) nos presenta a la Liga de las Sonrisas, un macabro equipo nacido a la sombra de la admiración por el Joker que, más que para poner en aprietos a Batman, sirve para llamar nuestra atención sobre los peligros de idealizar a la figura de asesinos y torturadores (como ya ha pasado anteriormente con individuos como Charles Manson) y cómo muy pocos están dispuestos a llegar hasta el final en su ansia de emular a sus antihéroes preferidos.
El dibujo de esta nueva etapa de Detective Comics cae en las manos de un antiguo amigo del Caballero Oscuro. Jason Fabok colaboró con David Finch en Amanecer Dorado y también le hemos podido ver recientemente en la reedición de La Noche Más Oscura que preparó ECC. Su estilo, mucho más realista y detallista que el de Capullo, nos recuerda más a la colección El Caballero Oscuro y cuesta un poco saltar de los dibujos simples y efectivos de la colección principal a los de esta. Casi es mejor dejar unos minutos entre la lectura de una trama y otra para habituar a nuestros ojos (y a nuestros nervios) al cambio.
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