El novelista francés Marc Dugain estrena en España Cambio de reinas, una película sobre el intercambio de herederos entre las coronas española y francesa después de la Guerra de Sucesión. Con motivo de este estreno, el director visitó Madrid donde pudimos hablar con él de lo que subyacía políticamente detrás de estos movimientos, de la llegada de la ilustración y de la repercusión de esto en el mundo y la cultura contemporánea.

Pregunta: Eres es politólogo y novelista, pero ¿cómo llegaste al cine?
Respuesta: Fueron unas circunstancias prácticamente casuales, uno de mis libros le encantó a un productor y quiso comprar los derechos. Al final, me preguntó si yo me atrevería a adaptarlo y así fue. Después hice una serie de películas para televisión y aquí estoy ahora con un título para la gran pantalla.

P: Es muy interesante la forma en la que tratas a los niños en la película, son como piezas de ajedrez que manejan los adultos a su propia conveniencia.
R: Sí, es literalmente una partida de ajedrez entre adultos donde las piezas son los niños. Son tratados con una crueldad y cinismo absoluto porque lo único que quiere Philippe de Orleans es que muera Luis XV para sucederle y a partir de ahí se maquina toda esta maquinación.

P: ¿Cuáles son tus referentes visuales para la dirección artística de la película?
R: Esencialmente cuadros españoles, franceses e ingleses, fue un trabajo que hice mano a mano con el director de fotografía y a partir de ahí procedimos a definir el color, tipo de color y el nivel de saturación.

P: ¿Por qué en las cortes europeas había una actitud tan performativa? Era todo como un macroteatro.
R: Era literalmente así, toda una performance. Hay libros sobre etiqueta, conducta, forma de saludarse, vestimenta… Hay un formalismo de la realeza que es aplastante.

P: Se podría decir que, para Francia, la Guerra de Sucesión supone el principio del fin de la monarquía francesa ¿Crees que el pueblo era consciente de lo que verdadermanete estaba pasando?
R: Hay muchas cosas que no se han podido incluir en la película y entre ellas están esa visión del pueblo. Esa gente veía como llegaba una reina de España, volvía la vida a Versalles y el pueblo en su ceguera sólo era capaz de ver ahí el final de la guerra, de hecho será la última hasta la invasión napoleónica.

P: ¿Crees que la Guerra de la Independencia española es una consecuencia indirecta de todo esto?
R: No, en absoluto. Napoleón era una especie de ogro que quería invadir España, Italia o lo que fuese y no tiene nada que ver.

P: En tu película das a la corte una especie de halo que huele a Ilustración ¿Entiendes este movimiento de pérdida espiritual como algo positivo para Francia?
R: Ya con Luis XV la influencia de la iglesia empieza a perder relevancia y el libertinaje es la ley, hay mucha facilidad para tener relaciones sexuales y la burguesía industrial empieza a ver la inutilidad de la aristocracia y en Francia, a diferencia que en otros países de Europa, se mató al rey y hasta hoy hay una especie de rey elegido.

P: ¿Y supone también la derrota de la religión dentro de la vida política?
Respuesta: No porque los revolucionarios piensan que la iglesia es cómplice de la realeza y de hecho hay una masacre de curas que no se aliaron con la religión, pero con la Restauración y Napoleón vuelven a tener poder. No será hasta el siglo XIX cuando iglesia y estado se separen inmediatamente.