Una íntima convicción

Una íntima convicción: El relato como verdad

En su empeño por comprender las particularidades del mediático juicio a Jacques Viguier por la desaparición de su esposa, el director Antoine Raimbault lo que consigue es hacer una interesantísima reflexión sobre el concepto de «relato de los hechos» en plena orgía de la postverdad en la que nos encontramos.

 

Laurent Lucas

 

Hoy, la retórica de los Trumps o Bolsonaros de turno es suficiente para que parte de la opinión pública niegue la tragedia del cambio climático o, si se lo propusieran, que aceptasen sin condiciones que La Tierra es plana. Da igual que haya pruebas irrefutables o que sintamos sus efectos en la puerta de nuestras casas. Un relato eficaz (y apoyado en la repetición), por más alejado de la realidad que esté, se convierte en un arma tan poderosa como peligrosa.

 

¿Y qué sucede cuando esa retórica se traslada al ámbito judicial? ¿Cuando la única «prueba» de la culpabilidad de alguien es un relato bien armado, basado únicamente en suposiciones, rumores e hipótesis, pero sin pistas tangibles sobre las que sostenerse? Que la justicia desaparece y que ganará quien desarrolle una historia más verosímil o quien consiga demostrar la del otro.

 

De eso trató el caso Viguier retratado en esta película. Y es en esos términos donde el propio título del filme, que hace referencia a una fórmula judicial francesa a semejanza de la cinematográfica «más allá de la duda razonable» que se emplea en los países anglosajones.

 

Marina Foïs

 

A través de Nora, una mujer interesada en el caso hasta el punto de ofrecer su ayuda a la causa de Viguier, conocemos los entresijos del mismo, los testimonios de la acusación y la defensa durante el proceso, los testimonios de los testigos y las partes… la única herramienta con la que cuenta la protagonista (y nosotros con ella) son las palabras de unos y otros, sus convicciones y contradicciones. Y lo que empieza como una loable empresa (evitar la condena de un hombre sin pruebas mediante) acaba jugando en su contra cuando se obsesiona y ella misma cae en esta diálectica que rechaza las pruebas (o falta de ellas) y se limita a generar relatos con pretensión de verdades.

 

Más allá del ejercicio de thriller expuesto por Raimbault, notable exploración del drama judicial, con lo que debemos quedarnos de Una íntima convicción es con la ….. de que la verdad es frágil, es fácilmente manipulable y adaptable. Una audiencia necesitada de convicciones y un orador con intenciones son suficientes para convertir un relato en una verdad. Los hechos tangibles, las pruebas, son su única defensa. Y si la verdad desaparece, también lo hace la justicia.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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