Bajo el subtítulo de «Los maestros de la guerra de Thanos» Panini Cómics publica en nuestro país la miniserie de Derek Landy centrada en la Orden Negra y lo que más les gusta: guerrear y destruir. Sin embargo esta es una Orden Negra ligeramente distinta a la que conocimos de la mano de Jonathan Hickman durante su etapa en Vengadores, tomando la formación del grupo presentada durante Vengadores: Sin rendición. Es decir, de Supergiganta no ha rastro alguno (como ya sucedió en la versión fílmica), quien por el motivo que sea parece no interesar, y Cisne Negro se ha convertido en miembro de pleno derecho del equipo junto a los ya conocidos Medianoche Próxima, Enano Negro, Fauces Negras y Corvus Glaive.
«Mis disculpas. Estoy, como dices, desanimado«
Cronológicamente, aunque la aventura orquestada por Landy se pueda disfrutar de manera independiente, tiene lugar después de Sin rendición, lo que significa que siguen al servicio del Gran Maestro y sus peligrosos juegos. La Orden Negra ha sido enviada a un remoto imperio galáctico para acabar con su líder, una misión ciertamente menor que inquieta a los protagonistas, pues desconocen las motivaciones del poderoso Primigenio al interesarse por nimias cuestiones.
Lo vemos una y otra vez. Abordar el relato de un villano (o como es el caso, un grupo de ellos) es una tarea compleja, máxime cuando lo que se busca es cierta empatía por parte del lector. Muchas veces se confunde el dotar de una dimensión y profundidad o de comprender a este tipo de personajes con justificarlos. Cuando esto ocurre, cuando el discurso va enforcado a buscar las excusas por las que son así, se tiende o bien a blanquear su comportamiento y sus motivaciones («es así porque la vida le ha tratado mal»), o bien a buscar un enemigo todavía peor («en el fondo no es tan malo»). Se elija una u otra solución el resultado es el mismo: el villano protagonista pierde su razón de ser, su garra, y con ello todo el interés por parte del público.
Esto es lo que le sucede a la Orden Negra de Derek Landy, que incluso llega a decir en boca de Próxima Nocturna «Yo tengo curiosidad por saber por qué estamos aquí«, como aceptando que no tiene muy claro qué hacer con estos personajes, a los que lleva de un lugar a otro, narrando sus penas en voz en off, hasta ver cumplida su misión. Plantean sus dudas y sentimientos en su intento de que veamos que debajo de su sádico placer por la violencia hay humanidad; muestra también su descontento con su situación, «degradados» a peones de los juegos del Gran Maestro, pero tampoco proponen nada que pueda revertir la situación.
Además del errar con el enfoque de la aventura, el guionista es incapaz de sortear los dos condicionantes con los que arranca la miniserie. Uno es la propia naturaleza del grupo, capaz de poner contra las cuerdas a los Vengadores durante la etapa previa a Secret Wars. Necesitan una amenaza a su altura. Y dos es la figura del Gran Maestro en la sombra, que los tiene atados a su correa. Con una entidad poderosísima, que está por encima del bien y del mal, controlando sus pasos, y sin un enemigo que les suponga un conflicto, ¿qué les queda? La Orden Negra es, en definitiva, una apuesta fallida.
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