Paolo Virzi

Paolo Virzi: «Es justo que cada país pueda contar su propia identidad»

Casi un año después de su estreno en las salas italianas, llega a nuestras pantallas La prima cosa bella, la última película de Paolo Virzì y con la que Italia luchó por el Oscar a la mejor película extranjera en 2010. Así, tras en a la crítica y al público de su país, Paolo ha llegado a España de la mano de Alta Films con la clara intención de hacer sombra a las grandes producciones norteamericanas y atraer el interés del público hacia un cine vinculado a la «identidad» de cada país, un cine con una cultura propia y que va más allá de las «popcorn movies» y que parece que no tiene cabida en las grandes distribuidoras.

 

Pregunta: En anteriores películas has abordado temas más políticos y sociales y ésta, en cambio, es más familiar, ¿por qué?
Respuesta:
No lo sé, me lo han dicho. En efecto, venimos de una película como Tutta la vita davanti, que en Italia fue todo un éxito y que era una acusación, era un grito que hablaba de la situación de los jóvenes en trabajos precarios. Traté de hacer aquella película de una manera más humana, más íntima, más que en términos de panfleto político. Y aquí cogí el toro por los cuernos en una cuestión que me tocaba la fibra desde hacía mucho tiempo y que quería haber hecho desde hace 20 años. Y siempre que empezaba un proyecto con Francesco Bruni -que es mi coguionista y amigo- decíamos: «Ahora escribimos la película de la vuelta a casa«, con todas las consecuencias que conlleva de enfrentarse con el pasado, con los afectos, con la ciudad de la que has huido… Y esta vez lo tomamos de frente y quizás haya sido una buena idea haber esperado un poco de tiempo para hacerla, porque así sale un marco narrativo más largo, el protagonista tiene 40 años y no 26 cuando vuelve a casa.

 

Paolo Virzi

 

P: Cuando uno ve la película, a pesar de que el protagonista es Bruno, se da cuenta de que el hilo conductor de la historia es Anna, su madre.
R:
Bruno es el punto de vista, pero en el cuadro la luz ilumina a Anna. Porque Bruno se ve en el fondo como obligado a recordar lo que no quería recordar, es una cuestión que le quema por dentro y que es el gran misterio que indaga el film. Realmente qué es lo que anima a este personaje de su madre, qué es esta alegría, este querer dar alegría a sus hijos a pesar de todo, qué es esta confianza a pesar de todas las adversidades… Y este misterio vivido por Bruno, que toda esta alegría le ha hecho daño, le ha herido. Cuando se ve obligado a enfrentarse con esta persona, en el fondo tan adorada por él, pero que le había hecho tanto daño, tiene que saldar cuentas consigo mismo.

 

P: Aún siendo adulto culpa de toda su infelicidad a su madre…
R:
Cuando encontramos a Bruno al principio de la película es una persona totalmente inmadura, no quiere vivir, se desprecia. Rechaza el sentimiento, rechaza mirar a cualquier sitio, es como si fuera un cachorro herido y este regreso al hogar le lleva a convertirse en algo distinto, se transforma en una especie de padre de su madre y se hace adulto.

 

P: Sin embargo, la mirada de Valeria es opuesta totalmente a la de Bruno.
R:
Sí, porque Valeria parece, desde pequeña, aceptar pasivamente todo lo que le ocurre a esta desgraciada familia. Parece no darse cuenta de los problemas que atraviesan. Y sin embargo este personaje de Valeria nos reserva una sorpresa final, parece como que ha absorbido las lecciones de la madre y termina haciendo algo romántico y equivocado.

 

P: A pesar de no juzgar a los personajes, da la impresión de que en el film hay una cierta crítica a la generación anterior.
R:
Es quizás una mirada polémica de aquel tiempo, que era una galería como de máscaras inmaduras y viles, sobre todo en los hombres; y al mismo tiempo hay un sentimiento de pena, de compasión, de patetismo. No me parece que sea una película de la que terminan saliendo culpables e inocentes, me parece que todos son culpables y todos son inocentes.

 

P: ¿Ha sido terapéutico?
R:
Muchísimo, en serio, no lo digo para promocionar el film. Han sido como diez años de psicoanálisis y al final incluso he tenido un hijo, que yo nunca habría pensado en una segunda paternidad. Me ha cambiado. Antes era más sarcástico, más amargo y ahora estoy más disponible.

 

P: ¿Cómo ha sido la dirección de actores? Porque se trata de una película difícil y se podría haber caído en lo melodramático.
R:
La película tenía mucho riesgo de caer en lo dulce, en lo meloso y en la retórica incluso. Siempre he tratado de ver estas vivencias con una mirada irónica y humorística. Ha sido difícil componer el puzle del casting por los parecidos que había que ver entre los personajes que hacían las distintas épocas. Con mi mujer era la segunda película que hacíamos juntos, pero la primera como marido y mujer. Ella dice que he sido malísimo durante la película (risas); al contrario que en la primera película cuando todavía no era su marido, sino que era «candidato a», y era mucho más caballeroso y gentil con ella. Pero puedo certificar que hemos hecho mucho el amor durante el rodaje, la prueba es que nueve meses después nació nuestro hijo (risas).

 

La prima cosa bella

 

P: La música de varios de tus títulos es de tu hermano. ¿Familia de artistas?
R:
Sí, bueno, nuestra madre era cantante. Hacía canciones pop e incluso tuvo un cierto éxito cuando era joven. En casa había un clima muy musical y teníamos la costumbre de cantar todos juntos como en la película. Pero el único que se atrevió de los dos hermanos a trabajar como músico fue él. Carlo era el líder de Snaporaz que tuvo un cierto éxito en los años 90, cantante, autor de las canciones y de hecho las bandas sonoras de muchas películas empezando por Ovosodo en el año 97 son suyas. Ahora que se ha quedado tan pelado como yo, no tiene edad para hacer rock, trabaja también como director y estoy produciendo su segunda película; que es precisamente la historia de una banda de rock de Livorno que se ve obligada a reunirse quince años después de su disolución. Se llama I Più Grandi di Tutti y la que toca el bajo es Claudia Pandolfi, la actriz que hace de Valeria en La prima cosa bella.

 

P: En los últimos años estamos viendo como hay cada vez más coproducciones a nivel europeo, ¿hasta qué punto es bueno porque se hacen producciones más grandes y se hace más cine europeo o se puede perder la esencia de lo que es el cine de cada país por intentar competir con el americano?
R:
Yo creo en una inclinación común, un rasgo común del cine europeo. Pero no soy contrario a estas películas que ponen juntos -como en los chistes- un italiano, un francés y un español (risas), pero es justo que cada país pueda contar su propia identidad. Necesitamos como el pan, como el comer, historias reales que cuenten nuestros tiempos, nuestro recorrido humano. Estoy convencido de que en estos momentos de crisis en el cine de Hollywood, el cine del futuro será un cine enraizado en el propio idioma, en las propias costumbres de la gente, un cine de gran sabor étnico. El problema será como hacerlo mover por el mundo porque los mercados parece que dan prioridad a los mainstream globales, a las popcorn movies que funcionan tanto en Taiwan, como en Turquía como en Chile. Y cuando recorro el mundo, los festivales, descubro una grandísima vitalidad en esta cinematografía bien enraizada en el propio idioma y en los aspectos nacionales. Hay que encontrar la manera de que las distribuidoras favorezcan estos proyectos.

 

P: En el caso de España tenemos a Rodrigo Cortés rodando con De Niro, Fresnadillo ha rodado en inglés, Bayona lo mismo… Se está tendiendo a las grandes producciones pero en inglés…
R:
… perdiendo la identidad. Ese es un riesgo que en mi opinión hay que evitar porque si no haremos copias malas del cine americano.

 

P: En la película se perciben muchos homenajes al cine italiano, ¿hasta qué punto te ha influenciado?
R:
Tengo la sensación de ser totalmente hijo del cine italiano. Del clásico que mezclaba tragedia, comedia, temas sociales, temas familiares… con una mirada cómica e irónica y al mismo tiempo de compasión frente al mundo y a la gente. Somos como enanos subidos a los hombros de gigantes. Estamos llamados a explorar nuevas rutas, nuevas calles sobre cuestiones más esenciales, existencialistas, particulares y modernas, pero podemos hacerlo con la fuerza y la capacidad de la manera de contar clásica de la que en Italia hemos sido espectadores privilegiados.

 

P: ¿Hay algún director -que no sea italiano- que te guste especialmente?
R:
Muchísimos. Me gusta por ejemplo el francés François Ozon. En América me gusta Noah Baumbach, que es un director independiente que hizo hace poco un film con Ben Stiller, Greenberg.

 

P: Al principio hablábamos de Tutta la vita davanti y del compromiso político, ¿qué opinas del movimiento del 15-M y lo que le ha rodeado?
R:
Me interesa muchísimo, es un tema que me está llegando, me está tocando muy de cerca. Aparte del tema de la película (Tutta la vita davanti) es el tema de nuestro tiempo. Es el tema de la renovación generacional y del futuro. ¿Qué va a pasar con una generación que se lanza ahora al trabajo y que nunca conocerá los derechos ni las protecciones de la generación anterior de los que ha gozado y ha tenido? Es el gran tema de nuestro tiempo, es un tema común ya en Italia, España, Francia, Inglaterra… en todos lados. Estamos pagando en Italia un precio muy caro por una inmovilidad social, incluso generacional y nuestra sociedad está muy envejecida. Pero observo cómo están cambiando los vientos también en Italia.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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