Tras la sublime Locas de alegría, el director italiano Paolo Virzi viajó a Estados Unidos para rodar con los veteranos Helen Mirren y Donald Shuterland otra road movie, en este caso el tema central era el paso del tiempo y no la salud mental. La cinta cuenta la historia de John y Ella, dos ancianos que cogen su vieja caravana, apodada Leisure Seeker, y recorren la Costa Oeste con el fin de que él, anegado de alzheimer, recuerde su pasado.
Al igual que en su anterior película, Virzi está my preocupado en crear un vínculo emocional entre sus dos personajes y por ello es importante que el espectador entienda su pasado. Para ello, en vez de recurrir a vulgares flashbacks, introduce de forma sutil fotografías familiares que ella le enseña para intentar que no se olvide de nada; aunque esto parezca muy evidente, hay que tener en cuenta que se está jugando con el hecho de que un personaje no recuerda nada, pero a la vez está en un constante e introspectivo recorrido por toda su vida. El pasado y sus huellas es un tema recurrente en el cine de Virzi, La Prima Cosa Bella giraba sobre esa idea también y todo en Locas de alegría era una consecuencia de ello.
Encuentra en la caravana un espacio de intimidad magistral, puesto que las escenas que suceden en el interior son las más bellas de la película, el director sabe como colocar la cámara para crear un vínculo visual entre los dos personajes y, de alguna manera, consigue dar esa sensación de mente móvil, de lo efímera que es la vida y de almanaque de recuerdos. Si es cierto que en esta película, al estar filmada bajo las normas americanas, es un poco más evidente y no se deja descubrir poco a poco, pero aún así se siente especial y se nota que no es fruto de una sensibilidad aleatoria. La química entre Sutherland y Mirren atestigua la veteranía de estos dos actores que se adaptan a la visceralidad propia de las películas de Virzi en las que sus personajes nunca están contenidos.
El viaje de sus vidas no es una obra maestra, y sí, quizás sea una película prefabricada y un poco «formulaica», pero tiene momentos de extrema brillantez. Es una potentísima reflexión sobre el paso del tiempo y la vejez . Quienes hayan seguido el trabajo del cineasta italiano verán en ella su sello, sus reflexiones y su sentido de la nostalgia; Virzi es un director de actores único y de una sensibilidad especial que encuentra en el pasado los porqués de sus personajes, siempre perdidos y en busca de la felicidad.
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