Ad Astra

Ad Astra: Reflexiones en las estrellas

Bien porque no terminó de rematar su discurso, bien porque quería seguir profundizando en él, James Gray eleva la narración de Z, la ciudad perdida hacia las estrellas, en la que supone la primera incursión del cineasta neoyorkino en la ciencia ficción.

 

Brad Pitt

 

Una ciencia ficción, la de Ad Astra, que sin abandonar el componente de exploración y aventuras, se interna en la vertiente contemplativa y reflexiva -hasta cierto punto espiritual- del género. Porque Ad Astra, por más que la promoción del filme nos intente vender, no es sino el viaje de un hombre en busca de respuestas.

 

En esta suerte de El corazón de las tinieblas, es imposible no ver semejanzas con títulos como Interstellar, Gravity o First Man. Todas ellas, ya sea desde la óptica de la ciencia ficción o planteando sus tramas en un contexto plausible y/o realista, contraponen la diminuta figura del ser humano con la asombrosa -y a veces terrorífica- inmensidad del universo en una quijotesca búsqueda de soluciones a interrogantes que se nos escapan, pero cuyo intento nos explica a nosotros mismos y habla de nuestro espíritu como especie.

 

Ad Astra

 

La película no rehúye esas semejanzas (incluso alguno de los filmes citados ha influido en la concepción de Ad Astra), sino que celebra el legado recibido (Donald Sutherland y Tommy Lee Jones fueron antes space cowboys) con honestidad. De ahí también que Gray se dé ciertas concesiones y rebaje la solemnidad de su propuesta en dos o tres secuencias que juegan con géneros como el terror o la acción. Ya destripada en alguno de los tráilers promocionales, destaca la portentosa persecución de vehículos sobre la superficie lunar.

 

Todo ello a hombros de un hierático Brad Pitt, absoluta estrella de la función. El actor hace un encomiable trabajo de contención e introspección con un personaje que a pesar de su fachada pétrea es tremendamente humano y accesible para empatizar. Esa es quizás la mayor victoria del filme, su capacidad para ponernos en la piel de su protagonista.

 

Ad Astra es una eficaz reflexión sobre el ser humano, impecablemente realizada, pero que no sorprende, ni propone ideas que no hayamos visto en otros filmes, ni en la propia trayectoria de James Gray.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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