Érase una vez en... Hollywood

Érase una vez en… Hollywood: Una fábula en Cielo Drive

En su novena película como director (él mismo cuenta Kill Bil vol. 1 y 2 como una sola película), Quentin Tarantino homenajea a aquel Hollywood que estaba a punto de perder su inocencia, reivindica el cine como oficio y explora las obsesiones y referencias que lo han marcado como cineasta.

 

Brad Piit, Leonardo DiCaprio y Al Pacino

 

A través de los personajes interpretados por Leonardo DiCaprio y Brad Pitt (una estrella que se encamina al ocaso de su carrera y su especialista de acción / asistente) el director hace un recorrido por el Hollywood de finales de los años 60 en el que el Nuevo Hollywood (personificado aquí por un Roman Polanski en la cresta de la ola gracias a La semilla del diablo) estaba dejando ya muy atrás al cine clásico y su forma de hacer las cosas. De tal forma que profesionales como Rick Dalton (DiCaprio) veían como su tiempo pasaba y eran «relegados» a ser estrellas invitadas en shows televisivos o a trasladarse a Europa para recuperar su antaña gloria en géneros como el spaguetti western (hay están ejemplos como los de Stephen Boyd, Charles Bronson e incluso Henry Fonda).

 

Y mientras este par de amigos luchan por reengancharse al sueño de Hollywood, Sharon Tate (Margot Robbie) lo vive al máximo desde una mirada que desborda amor e ingenuidad, liberada de cinismo o prejuicios, contraponiéndose -y complementándose- dos experiencias sobre la Meca del cine destinadas a encontrarse.

 

Leonardo DiCaprio

 

En este punto es importante diferenciar el viaje emocional del espectador dependiendo de su conocimiento acerca del crimen que llevó a Charles Manson a prisión. Quienes desconozcan el contexto vivirán el viaje liberados de expectativas, siendo más permeables a cualquier sorpresa. En cambio, quienes sepan del trágico suceso no podrán evitar sentir cierta inquietud ante determinadas escenas, así como enternecerse con el cariñoso homenaje que le regala el director a través del filme La mansión de los siete placeres. Pero de una u otra manera, el personaje encarnado por Margot Robbie sirve como excepcional vehículo narrativo y es su mirada la que marca la energía que transmite la película.

 

Buena parte del metraje se dedica a seguir las trayectorias vitales del trío protagonista a lo largo del tiempo. Centrándose en pequeñas escenas cotidianas y sin grandes hitos, el tempo es un tanto pausado, pero la chispa de muchos de sus diálogos y alguna pirueta de las que le gustan al cineasta jugando con la narración hacen que su dilatado ritmo no suponga ninguna molestia, sumergiéndonos hábilmente en su particular dinámica. Érase una vez en… Hollywood tiene, en cierto sentido, mucho en común con títulos como Jackie Brown; y no faltan las explosiones violentas o los guiños (más sutiles como la referencia a nombres aparecidos en Malditos Bastardos o más evidentes como la aparición de cierto especialista) a su universo fílmico, subrayando el carácter de fábula de la cinta y haciendo partícipe de la misma al público.

 

Incluso para los estándares de Tarantino, Érase una vez en… Hollywood puede ser una obra peculiar, diferente, pero al mismo tiempo se presenta como uno de sus trabajos más personales (si no el que más) y más emocionales, excepcional broche para una carrera que -por suerte- aún tiene cosas que decir.

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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