La apuesta que hizo Aquaman de nadar por libre y mantener un perfil bajo respecto a la continuidad del universo cinematográfico deceíta (con escuetas referencias pensadas como guiños cómplices al espectador) está demostrando, según pasa el tiempo, ser una de las decisiones más inteligentes que ha tomado Warner desde que puso su maquinaria en marcha para competir con la todopoderosa Marvel/Disney. Shazam hizo lo propio, viéndose también beneficiada por la libertad de tono y la autonomía respecto a la “primera fase” del «UCD» (que iría del Hombre de Acero a Escuadrón Suicida).

Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn) refuerza esta estrategia de desarrollo del universo “oficial” (propuestas como Joker actúan fuera de la continuidad) en forma de gamberra propuesta que tiene en el Deadpool de Ryan Reynolds una marcadísima fuente de inspiración, tanto en forma como en fondo.

Esta renovada Harleen llega con el bagaje de Escuadrón Suicida (por mucho que nos pese, sí, aquello tuvo lugar), hasta el punto de que se recuperan planos de la misma para construir alguno de los flashbacks que sitúan al personaje en su contexto actual y sirve detonar el conflicto que se desarrolla en esta película. Ahora bien, tratándose de su primera cinta en solitario (un título más apropiado habría sido Harley Quinn y Aves de presa) y con la clara intención de abrirse a un amplio espectro de público que no tiene por qué conocerla, el guion de Christina Hodson dedica buena parte del primer acto a rememorar el origen de Harley con la mítica historia Amor loco y la mencionada Escuadrón Suicida, como base.

A partir de ahí, la película de Cathy Yan bebe de la etapa de Amanda Conner y Jim Palmiotti, pero hace y deshace referencias a su antojo, cambiando aspectos de las viñetas con valentía, aunque ello signifique agotar determinadas tramas y personajes. Su intención es ofrecer algo fresco y novedoso, que no tenga que rendir cuentas a la trayectoria comiquera de los personajes. En este juego quien sale más beneficiada, además de la propia Harley, es Canario Negro, interpretada por Jurnee Smollett-Bell. La actriz, curtida sobre todo en el terreno de la TV, lleva al personaje a su terreno, aportando un punto de mesura que complementa los sequiciados roles de Harley o Roman Sionis (Ewan McGregor).

En esencia, Aves de presa vendría a ser una versión femenina de Deadpool 2. Tenemos a una protagonista que no está precisamente cuerda, pero que goza de la suficiente lucidez como para saberse dentro de una ficción y romper así la cuarta pared para conversar con el público. Estamos ante una heroína sin muchas ganas de serlo, pero que le coge simpatía a una niña problemática a la que los malos de turno quieren atrapar y acaba hermanada con un variopinto grupo de aliadas que la respetan y aceptan sus particularidades. No hay nada especialmente original, pero casi todo funciona. El carisma de Margot Robbie es incuestionable, ha sabido hacerse con el personaje de Harley Quinn como Robert Downey Jr. con Iron Man o Gal Gadot con Wonder Woman. Es difícil imaginarse a otra actriz interpretando el papel.

Quizás el montaje, lleno de idas y venidas, puede ser hacerse un tanto cargante y algunos personajes (especialmente la Cazadora de Mary Elizabeth Winstead) están fuera de tono. En este sentido es difícil saber si la película aguantaría con la misma energía un segundo visionado. También son mejorables las coreografías de las secuencias de peleas, bastante limitadas, de tal forma que es fácil advertir (la elección de planos se encarga de enfatizarlos) golpes o movimientos que se repiten y son ejecutados por todas las heroínas (todas las piernas que se rompen lo hacen por las rodillas y la patada con el talón acaba convertida en la firma oficiosa de estas Aves de presa).

Aves de presa (y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn) tenía ante sí una dura tarea, pero el equipo comandado por Margot Robbie (no olvidemos que ejerce de productora a través de su sello LuckyChap Entertainment) y Cathy Yan sale victorioso y refuerzan la idea de que un enfoque flexible de su universo compartido es el camino a seguir para garantizar el éxito de Warner/DC.