Seamos francos, la industria cinematográfica anglosajona es un poco monotemática y en cuanto puede se ponen pelucas y trajes de época para rememorar sus hazañas históricas y las de sus antepasados monárquicos. Por otro lado, para ser actriz inglesa de categoría se debe haber interpretado a una reina de la larga saga real británica y, por ello, Saoirse Ronan ha decidido quitarse ya ese peso de encima interpretando a María Estuardo; se podría decir que ya ha pasado la varicela.

La excusa para interpretar a este personaje es la película María, reina de Escocia sobre la rivalidad entre María Estuardo (a su regreso a Escocia) e Isabel de Inglaterra tras la división de la iglesia, una cinta más sobre las luchas de poder dentro de las monarquías europeas pero totalmente desvirtuada de sus acontecimientos reales ya no por un fin cinematográfico, lo que sería comprensible, si no por un fin ideológico y es que resulta que en la corte escocesa del siglo XVI se llevaba mucho el feminismo.

Entendiendo la importancia que tiene hoy el movimiento es comprensible que en títulos actuales se esté dando la relevancia que se le da a los personajes femeninos o que se quieran rescatar a personajes olvidados que en los dos últimos siglos han tenido relevancia en la lucha por la igualdad de derechos, el problema llega cuando queremos aplicar un discurso en un momento histórico anacrónico sólo por contentar a una audiencia porque eso se convierte en una posverdad y tira toda la credibilidad de tu obra.

Más allá de esto, que es inevitable en los tiempos de histeria e ignorancia que corren donde nos creemos que nuestra mirada es aplicable a cualquier momento y/o movimiento histórico, la película no se sostiene por muchos otros motivos.

Probablemente por temas de presupuesto, la cinta no luce absolutamente nada, tiene una fotografía que de convencional es fea, no aprovecha nada ni exteriores ni interiores y parece que le da igual un plano general que uno medio, es todo totalmente aleatorio y tiene una luz que la afea todavía más. Por si fuera poco, el pobre montador tuvo que sufrir lo que no está escrito para intentar darle una cohesión a todas estas partes y el resultado tampoco es en absoluto satisfactorio.

Como se decía al principio, lo mejor de la cinta son sus dos actrices, especialmente Ronan que sale prácticamente en todos los planos y Margot Robbie que pese a su pequeño personaje hace un trabajo sublime y lleno de rabia; aunque en esto de las interpretaciones hay que hacer un apunte, todo tiene un excesivo tono teatral (medio del que venía la directora) y se nota demasiado en las actitudes, gestos e intenciones de muchos de los actores secundarios resultando todo un extraño pastiche.

Uno no se pierde nada si no ve María, reina de Escocia pero tampoco es un castigo verla, es una de esas películas pensadas para ganar cientos de Oscar pero falta talento (quizás cara dura), es una cinta totalmente irrelevante que aunque no moleste se borrará de tu mente en lo que tiras el cartón de las palomitas a la basura.