Trumbo

Trumbo: ¡Cómo mola! ¿No?

Mi reacción ante un biopic es tan radical como las críticas a una película de Malick, quiero decir, o los amo (Gypsy o La vida en Rosa) o los odio, aborrezco y lapido (Joy). Trumbo ha tenido suerte, mucha además, porque me parece una película fantástica. Antes de argumentar, he de añadir que soy muy fan del metacine y adoro películas como Cinema Paradiso, The Artist o La invención de Hugo.

 

Bryan Cranston

 

Trumbo cuenta una desconocida, y oscura, historia del Hollywood clásico, de cómo en plenos años 50 con la Caza de brujas (persecución de comunistas), una serie de guionistas tuvieron que camuflarse bajo varios pseudónimos para poder realizar su trabajo sin ser perseguidos o ninguneados por la prensa conservadora y el público, influenciado por la misma.

 

El eficiente y dinámico guión es responsable de que la película se sonstenga durante las dos horas (largas) que dura la cinta, está plagado de humor, un humor negro que no desentona con el tono general de la obra y en ningún momento le quita el dramatismo que merece, pero es necesario para que aquello no se acabe convirtiendo en una tragedia griega y resulte patético. Esta parte cómica se sostiene gracias a los chascarrillos para cinéfilos y la caracterización y esperpentización de personajes célebres del cine clásico como Otto Preminger o Kirk Douglas.

 

Pero lo mejorcito es el monstruo del averno que protagoniza la película, Bryan Cranston; antes de verla temía que no fuese capaz de ver más allá de su, ya legendario, Walter White en Breaking Bad, pero valiente… ¡cómo trabaja! Una interpretación completísima, un excelente trabajo corporal (el envejecimiento físico que es capaz de mostrar con su postura es admirable), pero lo de la voz ya no tiene nombre, al final de la película parece un auténtico anciano. El resto del reparto está fantástico también, especialmente la mujer (Diane Lane) y los actores que interpretan a los ya citados Preminger y Douglas, Christian Berkel y Dean O’Gorman respectivamente.

 

Bryan Cranston y Diane Lane

 

Jay Roach hace un trabajo excelente con sus actores, se ve que los personajes conocen bien su carácter y ambiciones y ninguno está perdido o mal aprovechado. A nivel narrativo resulta bastante estandar, lo que hace que lance una teoría: Existe alguna clase de manual o folleto en Hollywood para hacer biopics que podría resumirse en estos cuatro puntos:

 

1. ¡Oh, qué feliz soy! ¡Me encanta mi vida! ¡Cómo me quiere y respeta mi familia!
2. ¡Vaya, nadie me quiere!
3. ¡Venga! ¡Tú puedes!
4. Mañana me voy a morir pero ya me quiere todo el mundo y por eso me dan premios y reconocimientos meritorios.

 

Quizá esto sea lo único reprochable junto al uso, cada vez más obsesivo y a mi modo de ver innecesario, del 1:85 como formato que da un aspecto televisivo que no luce en pantalla grande como debería.

De todos modos, hay que quedarse con lo disfrutable que es la película y la interesante, y desconocida, historia que da a conocer de una forma tan amena que es capaz de generar interés y frustración (por la injusticia de la situación) en el espectador.

Acerca de Alex Manzano

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Cine, arte y tebeos. Amarás el musical sobre todas las cosas. John Cameron Mitchel es mi dios. Si quieres encontrarme, busca en mi habitación. Si no, en cualquier rincón de Madrid.

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