Fast & Furious X

Fast & Furious X: El principio del fin

Soy fan de la saga Fast & Furious desde su primera entrega, aquella que tenía los “The” delante de las dos palabras que configuran el nombre. Lo cierto es que nunca me llamó demasiado la atención el tunning pero entiendo que en los dos mil era lo más novedoso, lo más cool y de lo que había que hablar. Por eso creo que empecé a disfrutar mucho más la saga desde la tercera entrega, desde aquella Tokyo Drift donde el tunning estaba presente, pero se quería contar una historia, no centrar todo en el óxido nitroso y darle a la saga un giro. Un giro que se canalizó por completo en Fast & Furious (la cuarta entrega, aunque nunca lleve el número). Esta cuarta película servía de reboot encubierto, pues era casi como empezar de cero en la trama. Y fue cuando la acción y la conexión entre todas las entregas comenzaba a tener sentido. Por eso, Fast Five es mi favorita de todas, pues tiene Brazil de fondo, grandes dosis de acción y un clímax final de auténtica locura. Y es cuando, doce años después de aquella, que Fast & Furious X decida retomar desde el final de aquella quinta entrega para darnos, por así decirlo, el principio del fin de una de las grandes sagas del cine. Una saga donde poco a poco todo el mundo se va sumando y haciendo crecer a esta familia.

 

Fast & Furious X

 

Fast & Furious X arranca desde el final de la anterior entrega, pero uniendo todos sus acontecimientos a la quinta. Y su arranque no puede ser mas Fast & Furious. Después, la cinta quiere ser una carta de amor a sus personajes, a los míticos como a los nuevos, pues se repiten secuencias que hemos visto en entregas anteriores, aparecen personajes que no veíamos desde hace tiempo y la conexión entre algunos personajes únicamente podrá ser entendida por quienes sigan esta saga desde el principio. Es una carta también para que los fans disfruten: Hay carreras de coches como las de la primera entrega, se habla de motores, hay acción y se rescatan a personajes del pasado que vuelven para tener, aunque sea, un pequeño cameo. Fast & Furious X es todo lo que los fans pueden desear, pero también puede ser que la fórmula esté agotada y las ideas empiecen a parecer un poco reiterativas. Pero con esto no quiero decir que no haya disfrutado de un auténtico blockbuster de esos donde el cubo de palomitas tiene que ser lo más grande para ser disfrutado.

 

Fast & Furious X

 

Con la reiteración quiero decir que al final, desde hace unas cuantas entregas, todo se resume a perseguir a un villano, la cosa se complica y Toretto tiene que salvar todo. Por ello creo que el cierre perfecto para Fast & Furious debió ser en su séptima entrega, donde las cosas terminaban de la mejor manera, había despedidas y todo lo que hizo grande a la saga estaba ahí. Después, la octava parte fue un pequeño quiero y no puedo, aunque he de decir que en su novena si que las cosas parecían que volvían un poco. Ahora con esta Fast & Furious X quiere volver a esos caminos de escenas imposibles, coreografías locas y persecuciones que dejan sin habla. De los actores poco se puede decir, pues todos y cada uno siguen siendo ellos, siguen estando a un buen nivel y ya son de la familia. Pero yo tengo que poner un pequeño, pero al villano de la entrega. Jason Momoa se nota que ha disfrutado como un enano y que ha llegado para ser, supuestamente, el último villano de todos. Pero esos toques de Joker que tiene no le sientan bien, está tan en la fiesta que desentona con todos ellos.

 

Aún así, Fast & Furious X lanza todo para ser el final de una franquicia que perdurará para siempre. Será raro cuando la saga numerada termine, pero seguramente sigan haciendo pequeños spin-off para seguir amortizando a la familia. Y aquí estaremos viendo y disfrutando cada una de las entregas que tengan que enseñar, pues siempre seremos de esta familia ¡Larga vida a la familia!

Acerca de Christian Leal

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Desde niño me apasioné por el séptimo arte, por ello decidí licenciarme en Comunicación Audiovisual, pero después amplié mis miras también hacía la pequeña pantalla en la que devoro, bebo y me alimento de series y cine. Mi vida podría resumirse en un guión de Aaron Sorkin dirigido por David Fincher o Michael Haneke.

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