El pasado septiembre, Guillermo del Toro levantaba el León de Oro en el Festival de Venecia gracias a su último proyecto (de los que salen adelante), La forma del agua. La película es una extraña parábola, en forma de cuento, que nos narra el romance entre Elisa, una mujer sordomuda que trabaja en un laboratorio secreto durante la Guerra Fría, y un hombre anfibio con el que están experimentando en este laboratorio.
Además de ganar Venecia, la película fue un éxito de público en el Festival de Toronto y Sitges, Guillermo del Toro saca su lado más tierno, sin perder su oscuridad y misticismo. Con un reparto magistralmente dirigido, una dirección de arte plenamente preciosista que se acompasa con la hermosa partitura de Alexander Desplat, La forma del agua es de esas películas que nos recuerdan porque amamos el cine al devolverle el concepto de «fábrica de sueños».
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