«Ya no soy Hombre-X Jeannie. Lo siento«
Avanza el primer arco de La Extraordinaria Patrulla-X tras el impactante final del número anterior y por fin podemos ver juntos por vez primera en mucho tiempo a Lobezno y Jean Grey. Para los que, como yo, sois relativamente nuevos en esto de los cómics americanos, la historia entre ambos se puede centrar en la que se nos contó en las películas que inauguraron el presente siglo. Y poco más, puesto que Jean lleva criando malvas en La Casa de las Ideas desde 2004 (y desde los 80 si obviamos la resurrección que pergeñó Grant Morrison) y su reciente Regreso al Futuro ha sido examinado con lupa por los aficionados (que no han tenido más remedio que caer rendidos ante esta reinterpretación del personaje). A esto venía a unírsele el hecho de que Lobezno lleva desde finales de 2014 alimentando a los gusanos (si es que los gusanos llegan a atravesar el adamántium), pero -¡oh, destino!- resulta que Logan también ha protagonizado su propio momento McFly para volver de ese futuro a lo Sin Perdón que nos pintara Mark Millar y detenerse en el presente de este Nuevo y Diferente Universo Marvel.
Ya al final de La Extraordinaria Patrulla-X #2 vimos a Jeannie aparecer frente al viejo remolque del mutante de las garras (¿quién no se imaginó a una más joven Anna Paquin por un momento?). En la tercera entrega asistimos a una conversación entre ambos que va a marcar la dinámica de su relación a partir de ahora y que deja muy claro el respeto absoluto por parte de Jeff Lemire del trabajo que ha hecho con la psíquica Brian Michael Bendis. Jean ya no es la dulce pelirroja que necesita que Lobezno le muestre el lado oscuro de la vida, ahora es ella la que ha de empujar al viejo y traumatizado guerrero de vuelta al campo de batalla y es él quien ha de apoyarse en su fortaleza física y mental.
«Esto te encanta y lo sabes«
Otra que se reivindica en estos números es Tormenta. Su liderazgo se venía barruntando desde la última (y horrorosa) temporada de Lobezno y la Patrulla-X, pero nunca se le había dado verdadera importancia hasta ahora, momento en el que la raza mutante vuelve a estar al borde de la extinción y en el que la Patrulla se encuentra privada de dos de sus grandes adalides de las últimas décadas: Xavier y Cíclope. Ororo reclama por fin su papel al frente de los de su especie y la vemos majestuosa otra vez en la defensa del Santuario-X que Magik ha trasladado al limbo y que ahora, con la menor de los Rasputin inconsciente y en manos de Siniestro, se ve desbordada por una invasión de una marea de demonios.
Y ahora que hablamos de Magik, conviene saber que el cuarto capítulo es el que dedica Lemire a esta mutante, a su hermano y a mostrarnos las nuevas maquinaciones de uno de los villanos más peligrosos de la Patrulla al que recuperó del pasado Kieron Gillen en su irregular etapa y que no había vuelto a pisar las viñetas desde entonces (aparte de su breve papel en las Secret Wars de Jonathan Hickman). Parece claro que todas las series mutantes van a girar (de una forma u otra) en torno a la toxicidad de las nieblas terrígenas, a esta colección le toca lidiar con el mal en su sentido más amplio: en cómo afecta a los cada vez más escasos mutantes y en los intentos por parte de este equipo por buscar un remedio y de otros personajes por aprovecharse de la situación.
«Ahora tenéis un rollo guay padre-hija, ¿no?«
Volviendo al tema del respeto de Lemire por sus predecesores, observamos cómo la explosión de los poderes de Bobby que Jason Aaron comenzó a gestar se conserva en esta nueva etapa con un Hombre de Hielo capaz de ser su propio ejército. También de Lobezno y la Patrulla-X (e incluso me atrevería a decir que de la insuficientemente reconocida Spiderman y la Patrulla-X) recupera el autor la importancia de algunos de los alumnos de Logan como en el caso de Glob Herman, ese mutante que se ganó nuestro odio, luego nuestro desprecio y nuestras risas y, por último, nuestra aceptación por obra y gracia de los guiones de Elliott Kalan.
Me dejo para el final lo más jugoso. Por un lado tenemos la misteriosa (y oportuna) aparición del Profesor X en lo que parece ser una alucinación de una casi derrotada Tormenta. ¿Cuánto tiene de alucinación y cuánto de realidad? Recordemos que la Hermandad de Mutantes Diabólicos del Futuro (vaya nombrecito) contaba en sus filas con una versión rejuvenecida del poderoso mutante y ya hemos visto que Lemire tiene muy en cuenta lo que se ha escrito estos últimos años… También se nos deja caer el por qué de la muerte de Scott Summers en este universo. Su desaparición, que todos asociábamos a ese momento traumático de las Secret Wars, parece deberse al enfrentamiento que siguió a la liberación de las nieblas terrígenas por parte de los inhumanos. Hay un conflicto en los ocho meses que han transcurrido desde que se creó este nuevo universo y hasta la actualidad que no nos ha sido contado y que tiene todos los visos de convertirse en el tema principal de un futuro choque entre las cabeceras de Lemire y Charles Soule. Y so no, tiempo al tiempo.
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