Tino Pertierra es crítico de cine en La Nueva España y escritor. Nosotros hablamos con él acerca de esta primera faceta, la de crítico, para conocer de primera mano como trabaja la otra parte, la que «juzga» desde una mirada entre el espectador y el profesional si una película cumple sus objetivos o no. Además, el escritor asturiano nos ofrece su visión y opinión en temas como el 3D o el eterno problema de la financiación del cine español.
Respuesta: El que me haga olvidar que estoy viendo una película. Si olvido que estoy en una sala ante una pantalla en la que se proyectan unas imágenes es que han logrado «secuestrarme» e hipnotizarme para ser rehén de la ficción. Cada vez me ocurre menos.
P: ¿Qué es lo que más valora en una película?
R: Que no me aburra y que me haga recordarla durante varios días después de verla.
P: ¿Cómo llegó al mundo de la crítica cinematográfica?
R: Por casualidad. Yo hacía críticas o comentarios desde crío, pero sólo por placer personal. Al principio resumía los argumentos, poco a poco fui «soltándome» y me atrevía a emitir algún juicio, casi siempre influido por mis críticos de cabecera, José Luis Guarner y José María Latorre. Nunca me planteé hacer crítica «profesional» pero en un momento dado surgió esa oportunidad al producirse una vacante en mi periódico y me puse a ello como complemento a mi trabajo como periodista, que no se reduce a eso.
P: ¿Hubo algún momento en el que dijera «esto es lo que quiero hacer» o su interés por el cine y la crítica fue creciendo poco a poco con el tiempo?
R: No creo que nadie diga en su infancia que de mayor quiere ser crítico de cine. Primero, porque vivir sólo de eso es casi imposible salvo que alcances un estatus al alcance de dos o tres, y, segundo, porque ser un crítico que esté al tanto de todo lo que se hace en el cine mundial exige una dedicación y un interés global que yo no tengo. Me considero más un escritor que escribe sobre cine que un crítico al uso.
P: Bueno, y ahora centrándonos en su labor de crítico, ¿Cuántas películas tiene que ver semanalmente para elaborar sus respectivas críticas?
R: Hubo un tiempo enloquecido en el que veía unas 4 ó 5, ahora con una tengo más que suficiente.
P: ¿Elige usted las cintas que va a ver?
R: Sí, procuro ver las que me interesan y evitar aquéllas sobre las que tengo prejuicios negativos.
P: ¿Cómo prepara sus críticas? Me refiero a sí toma notas cuando las visiona, si ve una o varias veces el film en cuestión, si se documenta sobre la historia y el director…
R: Nunca tomo notas, como mucho al final de la proyección apunto alguna idea para que no se me olvide. Sólo veo una vez la película, no hay tiempo para más y tampoco sería necesario. Si no conozco bien al director o al guionista me entero mejor, pero para eso hay unos dossieres de prensa y unas páginas web estupendas sobre el rodaje que te lo cuentan todo con pelos y señales.
P: ¿Qué aspectos son los que más le interesan a la hora de comentar un film?
R: Aquellos que me hayan emocionado / irritado. Procuro ser ecuánime siempre, pero a veces me dejo llevar por el entusiasmo o el cabreo.
P: ¿Cuánto tarda en hacer una crítica?
R: Depende del espacio. No más de una hora.
P: Ante una película que no le gusta… ¿tiende a ser «destructivo» en su crítica o busca «suavizar» un poco sus posturas?
R: Salvo que me indigne, no suelo sacar el hacha a pasear y siempre intento salvar algo positivo, aunque en algunos casos es imposible.
P: ¿Se considera más un crítico analítico o pasional?
R: Depende de la película. Pasional cuando me gusta mucho lo que he visto, analítico cuando me ha dejado indiferente o me parece tan sobrevalorado que hay que exponer tus razones por las que una película tan elogiada por otros a ti te parece un pestiño. Una opinión sin argumentos no tiene valor alguno, sobre todo si es negativa.
P: Teniendo en cuenta que cada uno tiene su estilo, ¿qué condiciones cree usted que debe reunir una buena crítica?
R: Que esté bien escrita y argumentada. Y que el autor no se crea superior a la obra criticada. No soporto las críticas perdonavidas ni las que intentan demostrar lo mucho (o lo bien que maneja internet) que sabe el autor llenándolas de citas.
P: Ya sobre la profesión en sí, ¿cómo valora la crítica en España?
R: Hay buenos profesionales, y otros no tan buenos.
P: Con la facilidad que dan hoy día los blogs y las redes sociales para que todo el mundo comente, da la impresión de que cualquier opinión es válida, aún cuando carece de una argumentación y se queda en el «me gusta» o «no me gusta»… ¿no ha perdido cierta importancia y capacidad de crear opinión la crítica?
R: No creo que nadie deje de ir a ver Avatar por muy mal que la pongan las críticas. En cambio, una buena crítica puede ayudar a que una película pequeña no sea tan invisible. No creo, en cualquier caso, que en España haya habido nunca un crítico con tanto poder, a diferencia de otros países (EEUU o Francia principalmente). Ha habido magníficos profesionales, pero su influencia en la taquilla siempre ha sido muy menor. Internet ha traído una avalancha de opiniones, algunas interesantes y dignas de ser tenidas en cuenta y otras que no aportan nada.
R: Ninguna.
P: ¿La labor del crítico cree que está dirigida cada vez más hacia un público especializado?
R: Hay revistas que se dirigen a un espectador más exigente y que busca en el cine algo más que un divertimento o una excusa para comer palomitas. El riesgo que corren algunos de sus colaboradores es revolcarse en la pedantería. El lector de prensa diaria, en cambio, busca algo más ligero y ameno, que no debería confundirse con simple.
P: ¿Cuál es el lugar de la crítica? Con todo esto ¿qué función tiene?
R: Criticar una mala película no sirve para nada, aunque a veces haya que hacerlo para que no se intente vender gato por liebre al espectador. La crítica que me interesa es la que ayuda en la medida de sus posibilidades a que buenas películas que salen indefensas al mercado no pasan desapercibidas, o a alentar al espectador desconfiado a atreverse con un tipo de cine distinto, advirtiéndole de que le van a exigir un plus de atención y paciencia. Una crítica no debe contar el argumento ni la filmografía de sus creadores, ni tampoco debe decir cómo hubiera hecho él la película o cómo la hubiera hecho otro director. Tampoco debería ir de graciosa ni ser pedante.
P: Si le parece me gustaría ahora hablar un poco acerca de temas más sobre el cine en sí y menos de la crítica… ¿Qué opinión le merece el nuevo sistema 3D? ¿Será tan revolucionario como dicen algunos o se quedará en una moda pasajera?
R: El cine en 3D no revolucionará nada. Cuando se estrenen 50 películas al año en 3D dejará de ser el imán que es ahora y pasará a ser algo anecdótico, o incluso molesto porque no todas las películas necesitan 3D y en muchos casos no hará otra cosa que marear la perdiz y fastidiar buenas historias. Los problemas del cine no se arreglan con el formato. Nunca fue así y nunca lo será.
P: Parece que con el nuevo sistema, ya sea mediante el uso de capas como en la Alicia de Burton o en Furia de titanes, ya sea rodando directamente en 3D como en Avatar… volvemos al eterno debate de la técnica sobre la historia…
R: No recuerdo ni una sola película en la historia del cine que haya sobrevivido sólo porque su técnica fuera sobresaliente. Cuando se estrenó el primer Superman, la gente se quedaba con la boca abierta por sus efectos especiales, que hoy resultan ridículos. Lo importante no es el coche, sino la gente que va dentro de ese coche.
P: ¿Está reñido el cine comercial con el cine de autor?
R: El cine es siempre comercial desde el momento en que se estrena en las salas. Y no creo que exista director en el mundo que no quiera tener el mayor número posible de espectadores porque eso garantiza su carrera posterior. Mis directores favoritos eran autores que a veces tenían éxito en taquilla y otras no: Hitchcock, Ford, Hawks, Lang, Murnau, Berlanga, Bergman, Visconti, Fellini, Mankievicz, Peckinpah, Mc Carey, Kurosawa… Hoy cuesta más encontrar en el cine americano nombres de directores que hagan espectáculo con una mirada personal, pero los hay: Michael Mann, por ejemplo. En Europa es más fácil, claro está, pero ser «autor» no garantiza ser un buen director, aunque enamore a ciertos festivales.
P: Hay quienes ponen en entredicho, por ejemplo, la autoría de un director como Christopher Nolan por meterse a hacer sus películas sobre Batman…
R: Los Batman de Nolan son grandes películas, y me gustan más que las películas de Nolan sin Batman. Batman estaba muerto hasta que llegó Nolan. Larga vida a Nolan. Es un director del que siempre espero cosas interesantes.
P: ¿Qué opina acerca de la polémica entre las televisiones y los productores por la obligación de inversión del 5% de las primeras en cine? Ahora mayor que nunca por la inclusión de la producción de series en ese 5%, lo que incide en una menor cuantía para el cine.
R: Ya no importa demasiado, a corto plazo los canales de televisión van a vivir un cambio de modelo tan gigantesco por internet que nada de lo que se decida ahora tendrá validez a la vuelta de la publicidad.
P: ¿No cree que nuestro cine está demasiado acomodado en una situación en la que prácticamente solo se hacen películas si hay algún tipo de ayuda pública de por medio? Vamos, que si los productores se arriesgan muy poco.
R: No arriesgan nada.
P: ¿La solución a todo esto cuál cree que podría ser? ¿Un cambio en el modelo de negocio?
R: No hay solución porque ya no hay negocio. El cine como lo entendemos ahora mismo tiene los días contados. Incluso los multicines tendrán que replantearse su funcionamiento porque es absurdo tener un montón de salas vacías por semana y llenar el sábado y domingo. Mi sueño es que vuelva a haber salas en el centro de la ciudad, no muy grandes, con proyección digital y sin palomitas. Lugares para los amantes del cine. Y, de cara a la producción, miremos el lado positivo: si nace un Kubrick (y nacen muchos menos de los que algunos se creen) sólo necesitará una cámara para demostrarlo. En España, ¿quién hace taquilla segura? Amenábar, Almodóvar, gente que se gasta mucha pasta en promocionar sus películas. No subvencionemos la producción sino la promoción, y apoyemos a los nuevos talentos pero teniendo en cuenta que la gran pantalla no es la única pantalla, sino una más, y no siempre la más relevante. Hay demasiadas preguntas sin respuesta: ¿Por qué en España ningún canal se plantea hacer series como Los Soprano o The wire, superiores al 90 por ciento de la producción de Hollywood? ¿Qué sentido tiene dar 80 millones de euros a los productores para que luego recauden 79? ¿Por qué no se intenta que haya 5 «Celdas 211» al año? ¿Por qué hay productores a los que no les da igual que su película se estrene en condiciones normales porque ya han llenado los bolsillos con las subvenciones? ¿Por qué…?
Deja un comentario: