Leyendo el guión mientras trabajaba en Cisne Negro y rodando a la par que participaba en Un método peligroso, Vincent Cassel ha puesto mucho esfuerzo en El Monje, una producción hispano-francesa que adapta la novela de Matthew G. Lewis y que cuenta como un hombre criado desde niño en la virtud del espíritu se corrompe y cae a los infiernos por la vía de la carne.

El actor nos recibe en el Instituto Francés de Madrid para hablar sobre el film.

La película

La verdad es que normalmente siempre empiezo diciendo no. Y me explico. Me fijo mucho más que en el guión en quién, en quién me lo manda. Y en este sentido, Dominik Moll, el director, yo ya lo tenía en cierta forma en el visor porque había visto sus dos películas anteriores y me gustaban mucho. Entonces, sinceramente, dije que no porque tenía mucho que hacer, tenía tres películas delante de mí, me parecía que era un guión menos logrado que el que luego me presentó la segunda vez, seis meses después. Era un guión más pulido, yo estaba más tranquilo y entonces dije sí.

Me plegué al director porque cuando uno firma para hacer una película tiene que confiar totalmente en la persona que va a realizarla. Hice como él quería, me aprendí hasta la última coma, no moví un músculo de la cara y me convertí más en catalizador de la historia que en narrador. Pero a la postre la escena preferida tanto para él como para mí fue en la que no logré hacer eso. Y entonces aprendimos los dos algo: yo que hay que confiar menos en el director y él que hay que confiar más en los actores.

La escena es la del salmo del jardín, que intento besar a Antonia.

La película no va en contra de la religión, cosa que el libro sí hace. La película es más bien una exaltación, una oda de la existencia carnal; y si tiene un mensaje es el de que hay que vivir la propia vida, la propia existencia sin preocuparse tanto de lo que ocurrirá, o sin sacrificar la vida terrenal en pos de una vida de ultratumba porque considero que la vida es corta y que es a única oportunidad de vivirla y disfrutarla.

Preparación del personaje

Uno toma partes de sí mismo y las extrapola para engordar un aspecto u otro. Siempre hay una base personal en la interpretación. Pero yo por ejemplo no soy religioso, tuve mis primeras experiencias sexuales muy pronto contrariamente al personaje de Ambrosio, mis padres no me abandonaron. Y sin embargo me meto en su piel y entiendo que se pueda llegar a ese grado de locura viviendo la vida que el vivió.

Mis padres me metieron en un colegio interno, un colegio religioso, durante 3-4 años y la verdad es que fue una experiencia muy interesante y a la postre positiva puesto que sobreviví a ella y la he podido utilizar a la hora de preparar este personaje. Pero lo que vi en ese entorno me lleva a la conclusión de cuando uno es muy pequeño y se ve sometido a ese tipo de educación religiosa es sobre todo un adoctrinamiento. Es básicamente eso y es lo que provoca muchos daños, eso es lo grave. Y que luego hace que muchas personas no sean capaces de analizar por sí mismas, porque fueron adoctrinadas antes de tener esa capacidad crítica. Y eso ocurre independientemente de la religión. Cuando uno está en ese tipo de cultura religiosa continúa en ella más por tradición que por convicción. Yo sin embargo fui capaz de cuestionarla muy pronto y no todo el mundo es capaz.

Otto Gross / Ambrosio

Lo tremendo es que en un momento dado estuve rodando las dos películas a la vez. Me preguntaba y me preocupaba como pasar de un cura que lo reprime todo a un cocainómano sin ningún tipo de limitación. Y dándole vueltas me desperté una noche y fue un click; me di cuenta de que es que realmente son lo mismo, tienen el mismo problema con dos enfoques diferentes.

¿Hollywood Vs. Europa?

¿A qué llamamos cine de Hollywood? Porque realmente una cosa es el cine en inglés y otra el cine de Hollywood. El cine de Hollywood sería Transformers, sin embargo Aronofsky, Cronenberg, Soderberg… no son hollywoodienses, trabajan en inglés que es diferente. Por lo tanto, más importante que la nacionalidad son las personas. Yo he rodado en Italia, en Brasil… son realmente las personas, la personalidad del director al final lo que cuenta.