Xavier Durringer en De Nicolas a Sarkozy (The Conquest)

Xavier Durringer: «Hicimos esta película sin tener derecho para hacerla»

Llega a España De Nicolas a Sarkozy, una mirada al lado más humano de una de las figuras políticas más reconocidas a nivel mundial hoy en día. La película le ha servido a Xavier Durringer para volver al cine siete años después de Chok-Dee y para reivindicar las virtudes actorales de Denis Podalydès, a quien una sola peluca ha bastado para encarnar al responsable de la pipolización de la política francesa.

 

Pregunta: ¿Cuál es la imagen que tienen los franceses de Sarkozy?

Respuesta: Lo vemos como se ve a veces a un entrenador de fútbol. Todo el mundo tiene su opinión. Han creído en él. Creyeron en Sarkozy en 2007 y, por tanto, se produce un cierto desamor. Sobre todo en la gente que le votó, la gente que creyó en él, el que no le votó no tiene ningún problema. Pero sí, creo que hay un cierto desamor, un desamor bastante fuerte en la gente que le votó.

 

P: Al principio de la película dices que todo es ficción. Quería preguntarle por el trabajo de investigación. ¿Qué es verdad y qué no?

R: Muchos políticos han dicho que la película es cierta al 99 por ciento políticamente hablando. Es verdad que trabajé en el guión con Patrick Rotman, que es un documentalista que ha trabajado sobre Mitterrand, Chirac… Y trabajamos con unos cien libros escritos por periodistas políticos, por políticos, por personas que tomaban notas de las reuniones. Hemos trabajado sobre una base muy real. No podíamos, ni queríamos, trabajar sobre rumores, sobre lo que se decía… Los bulos que corrían. Además contábamos con un gabinete de abogados muy fuerte que verificaba que todas las fuentes fueran reales y serias. Porque hicimos esta película sin tener derecho para hacerla, sin pedir ninguna autorización. Ni a los políticos, ni a la prefectura, a nadie. El guión se mantuvo en secreto así como cuándo y dónde se rodaba, por tanto había que ser particularmente objetivos.

 

Xavier Durringer rodando De Nicolas a Sarkozy (The Conquest)

 

P: En cuanto a la música, ¿qué ha supuesto contar con la experiencia y la calidad de Nicola Piovani?

R: Él leyó el guión y vio las primeras imágenes que había rodado de la película y fue una gran suerte para mí, porque yo sólo había pensado en él. Es un gran maestro, ha hecho dos bandas sonoras para dos películas de Fellini, ha trabajado para La Vida es Bella, para los hermanos Taviani, para Dani Moretti… Es un gran maestro. Y me servía para tomar una cierta distancia, para aportar a los políticos ese aspecto teatral, ese aspecto de circo que necesitaba. Porque hay veces, en algunas escenas, que ves a Sarkozy y parece como si fuera Chaplin. Es verdad que los políticos han conseguido entrar en el show-bussiness. Se habla de una pipolización [del inglés: people] de los políticos. La música me permitía tratar teatralmente el mundo de los políticos.

 

P: A Sarkozy le pareció débil Podalydès, el actor que iba a interpretarle. Quería preguntarte sobre el casting y el trabajo con los actores.

R: Creo que Nicolas Sarkozy quiso que fuera Brad Pitt quien le interpretara. Es verdad que cuando ves a Denis Podalydès sin la peluca no te puedes ni imaginar que pueda hacer de Sarkozy, pero es un enorme actor. Ha trabajado con la Comédie-Française, ha hecho mucho Sheakespeare, ha hecho de rey, de príncipe, de loco… Ha hecho todos los papeles, sabe leer un texto e interpretarlo. Trabajó el papel sobre la encarnación, sobre una alquimia interior, para interpretar a Sarkozy. Quisimos huir en todo momento de narices y orejas prostéticas, bastaba con una peluca y un traje. Creo que esta película representa el arte de los actores. Tanto para él como para Chirac, el Mr. Schweppes, como Samuel Labarthe, que interpreta a Villepin o Florence Pernel… el peligro de la película es que uno de los actores no fuera creíble, si uno de los actores no era creíble la película no iba a funcionar.

 

P: La relación de Sarkozy con los medios de comunicación es muy importante en la película, al igual que en la vida real. ¿Cómo ha influido esta manera especial que tiene el presidente de relacionarse con los mass-media en la política francesa?

R: Es verdad que ha instaurado el story-telling. Llevaba una cámara a todas partes. Estábamos acostumbrados a ver a los políticos cuando estaban en un mitin, que hubiera cámaras entonces. Pero con él hay cámaras cuando está trabajando como político, cuando monta en bici, cuando hace footing, cuando come, cuando ama, cuando está con su mujer, cuando monta en barco con sus amigos… Creo que él entendió que si ves a un político trabajar te crees que trabaja y si no le ves trabajar te crees que no trabaja. Lo entendió y se montó un sistema del que todo el mundo saca partido. Los medios de comunicación utilizan a Sarkozy y Sarkozy utiliza a los medios de comunicación. Y ha terminado saliendo en todas las revistas, en portadas de revistas del corazón y del resto también. Más que Brad Pitt, Johnny Depp y Javier Bardem todos juntos. Y ha sabido crear un lazo afectivo gracias a esto con los franceses, con los posibles votantes. Nicolas Sarkozy tiene como modelo a Kennedy y ha repetido las mismas fotos que tenía él: Kennedy con el niño en brazos, Kennedy con su mujer, Kennedy hablando por teléfono… Ha repetido las mismas fotos de Kennedy siendo él el protagonista. Pero no es el único que lo hace, ha instaurado este sistema pero también tenemos a Putin. Tenemos a Putin a caballo, a Putin pescando, Putin con la Harley-Davidson… Obama, por ejemplo, está haciendo stand-up todo el día: canta, baila, enseña El Rey LeónBerlusconi suelta un chiste cada vez que habla… Los políticos están haciendo stand-up y están haciendo chistes todo el día. Es increíble, porque tienes un mitin que dura cuatro horas y, al final, en las noticias de la noche salen los treinta segundos de la frase ocurrente. Es como si hubiera una ausencia de ideologías.

 

Acerca de RJ Prous

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En la soledad de mi beca Séneca en Zaragoza aprendí a amar el cine mierder. Volví a Madrid para deambular por millones de salas y pases de películas para finalmente acabar trabajando con aviones. Amante del cine y de sus butacas, también leo muchos cómics y, a veces, hasta sé de lo que hablo.

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