«¡No debo romperme la cabeza, ni resbalar ni caer enfermo, eso es todo!«
Han pasado cuarenta y cinco años desde que Jean-Claude Forest y Jacques Tardi dieron a luz a Arthur Même, el último de una saga familiar otrora importante al que sólo le ha quedado en herencia el muro que recorre la que fuera en tiempos una vasta propiedad. El concepto de un personaje confinado a los límites de su propio espacio vital sin demasiado acceso a lo que entiende como suyo propio sigue siendo igual de atractivo hoy, casi medio siglo después. El inconfundible estilo artístico de Tardi vendría a ser otro gancho para quienes hayan gozado del cómic franco-belga durante las últimas décadas del siglo pasado. Pero ambas cosas pueden embarrancar si uno no se acerca a este cómic con ciertas dosis de cuidado.
Se publicó inicialmente Ici Même en un semanario francés (À Suivre) y entiendo que esa es la mejor manera de enfrentarse a esta lectura. No como quien se lanza de cabeza a por una historia de trama definida con su inicio, su nudo y su desenlace, sino como quien se reencuentra cada cierto tiempo (cada semana, cada quince días…) con un simpático personaje y se pone al día de sus últimas correrías. Y es que Ici Même se nos puede hacer muy cuesta arriba si nos sometemos a un empacho de sus viñetas. El personaje es tan estrafalario y las tramas que lo salpican son tan locas, abstractas y posmodernas (si es que esto me vale como calificativo) que es fácil caer en una sobredosis que nos arroje lejos de esta clase de cómics durante un tiempo. Quizá baste con leer la introducción de Forest para entender lo enmarañado de sus ideas y de la manera en que, según él, debemos enfrentarnos a esta lectura. Esta introducción es una suerte de aviso para navegantes: para que sepamos dónde nos estamos metiendo a faenar.
«¡Esta medida de benevolencia se entiende sin contrapartida de ninguna clase, derecho de peaje excepcional o nuevo impuesto!«
Por otra parte, han pasado dieciocho primaveras desde que Norma Editorial publicara este álbum por primera vez en España y la nueva edición, además de por la antes mencionada introducción, viene acompañada de un epílogo de Álvaro Pons que trata de arrojar algo más de luz al baile de sombras en que se convierte este cómic. Me resulta curioso como parte de lo que Forest nos vende con su introducción es desmontado por Pons, pero es que si bien es cierto que se puede entender este tebeo como una simple y enrevesada manera de reírse de todo y todos, también resulta muy fácil trazar paralelismos con la manera en que se enfrenta a la vida el hombre moderno, con sus múltiples inseguridades y con el sistema político y económico como telón de fondo sobre el que se desarrolla la historia.
Tenemos, pues, ante nosotros a un cómic de complicada lectura que, sin embargo es todo un referente por méritos propios. Se trata de una compra interesante sólo para aquellos que ya conozcan bien al personaje o a sus creadores por anteriores obras puesto que el punto de partida de la misma (que no deja de ser otro que su propio precio [unos 35 euros]) puede resultar en una apuesta demasiado arriesgada para quien llegue de nuevas a las fronteras de Mornemont.
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