Blancanieves (Mirror, mirror)

Blancanieves (Mirror, mirror): La malvada reina redime a Tarsem

Tras la irregular Immortals Tarsem Singh Dhandwar se ha redimido reimaginando Blancanieves, el cuento que popularizó Disney, con mucho humor, su especial (y único) sentido de la estética visual y la autoconciencia de cuento de la película.

 

El universo de los cuentos (y por ende el de Blancanieves) no le es ajeno al director hindú, que siempre ha apostado por la imaginación y los mundos oníricos, a priori imposibles y dotados de una belleza irrepetible. Aquí, la forma del espejo y como interactúa con los protagonistas -alucinante- es un claro ejemplo del sello que imprime a sus propuestas.

 

Blancanieves (Mirror, mirror) / Julia Roberts and Lily Collins

 

La adaptación de un relato archiconocido que ha pasado de generación en generación con enorme éxito es una empresa muy arriesgada. Cualquier error puede ser fatal, pero el cineasta aprueba con nota. El drama (y su siniestra tez) de la versión de Disney (la más reconocible) y la épica habitual de Tarsem son descartados a favor de la comicidad y la ironía (mucha) ampliando el abanico de posibilidades de forma exponencial. Algo de lo que se benefician tanto la historia como los personajes.

 

Tarsem juega junto al espectador (que no con) y sus expectativas. Al mismo tiempo nos ofrece el cuento que todos conocemos y otro distinto. Pequeñas pero significativas variaciones para el devenir de la trama y diálogos con más o menos ingenio son los responsables de esto. Todo, además, respetando los detalles más característicos de la narración de los hermanos Grimm.

 

El cuento como concepto supera la historia y su relación con el espectador. Así se entiende que la reina (Julia Roberts) se dirija a la platea cuando narra (voz en off mediante) «su» historia. Mientras, se van sucediendo imágenes animadas que dan forma a esas palabras y representan los acontecimientos previos a la historia principal para contextualizarla y anticipan el tono que tendrá el film.

 

Blancanieves (Mirror, mirror) / Lily Collins

 

Pero si hay dos puntos que de verdad dan cuenta de esta afirmación son, por un lado la aparición de dos de los esbirros de la reina, cuya naturaleza recuerda mucho a la de los habitantes del universo de Strings (Anders Ronnow Klarlund, 2004), conocedores de sus condicionantes físicos y que ejemplifica muy bien esta cuestión. Por otro lado está la canción con la que cierra la película. Una vez esta ha llegado a su desenlace, Blancanieves (Lily Collins) se arranca a interpretar un tema musical y pronto es acompañada por el resto de personajes y una vistosa y colorida coreografía. Este recurso, utilizado con frecuencia (recordemos por ejemplo la fiesta en el dormitorio de Sarah en Dentro del laberinto) no hace sino acentuar la ruptura con la realidad y refuerza la magia del relato.

 

Sentido del humor

 

El aspecto que mejor define a esta Blancanieves es el sentido del humor que derrocha y la reina de la función es Julia Roberts. Porque aunque se trate de la historia de la hermosa princesa, es su madrastra la que acapara todo el protagonismo. Julia interpreta a una carismática villana que se sabe y disfruta siendo malvada. Su ironía, su aire presuntuoso, su vanidad, su malicia… Dentro de su maldad es encantadora.

 

Otro que se ha prodigado poco en la comedia pero que descubre su vis cómica es Armie Hammer, que en un papel más secundario (al igual que Nathan Lane) sirve de complemento perfecto para el enfrentamiento entre Julia Roberts y Lily Collins. Esta última supone una acertada elección para el rol protagonista gracias al halo de dulzura e inocencia que la acompaña.

 

Blancanieves (Mirror, mirror) / Lily Collins

 

La escena del baile de disfraces es significativa para apreciar las virtudes de la película. Empezando por la elección de vestuario que hace cada personaje, es de todo menos azarosa y simboliza el carácter y el rol de cada uno; al igual que la función que desempeñan en dicho lugar, con la joven pareja haciendo migas, la reina amargándose por la situación y su «bufón» revoloteando a su alrededor. Esto ejemplica a su vez (y una vez más) el tono cómico de la cinta. No hay que olvidar la escenografía y coreografía, marca de la casa (lo que se agradece mucho).

 

[SPOILER] Si a todo esto le añadimos una suerte de crítica a las diferencias de clase y el excesivo poder que acaparan los ricos convirtiendo a nuestra heroína en una suerte de Robin Hood [FIN SPOILER], Blancanieves es un título para sumergirse y gozar, destinado más para un público adulto que infante.

 

Acerca de Daniel Lobato

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El padre de todos, pero como a Odín, se me suben constantemente a las barbas. Periodista de vocación cinéfila empecé en deportes (que tiene mucho de película) y ahora dejo semillitas en distintos medios online hablando de cine y cómics. También foteo de cuando en cuando y preparo proyectos audiovisuales.

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