Entre Astiberri y ECC Ediciones poco a poco nuestras bibliotecas se van llenando con la obra de Alberto Breccia, uno de los más importantes historietistas que ha dado la industria argentina, capaz de adaptar a Lovecraft como nadie o de impregnar de política los cuentos clásicos popularizados -primero- por los hermanos Grimm y -luego- la factoría Disney. Esto último es lo que vemos en Había otra vez… El lado oscuro de los cuentos infantiles, volumen en el que el dibujante y Carlos Trillo reinterpretan relatos como Caperucita Roja o Blancanieves en el convulso marco de la dictadura de Jorge Rafael Videla que tuvo lugar entre mediados de los años 70 y principios de los 80 en su país.

«Bailemos, ¿cómo te llamas«

Había otra vez… El lado oscuro de los cuentos infantiles está compuesto por cinco historias publicadas originalmente entre diciembre de 1979 y mayo de 1981 en revistas como El Péndulo o Superhumor. Estas son, por orden: Hansel y Gretel, La Cenicienta, La Bella Durmiente, Caperucita Roja y Blancanieves. El libro incluye también una introducción del estudioso del cómic Álvaro Pons que contextualiza con tino la obra.

De todas ellas, Hansel y Gretel y Blancanieves, primera y última respectivamente, son las que más se asemejan a la imagen que tenemos de ellas. Los autores respetan el marco temporal en el que transcurren y la estructura de los cuentos también es muy similar a la que nos han contado una y otra vez desde que éramos pequeños, aunque sus tonos (y sus finales) son más oscuros y violentos, más próximos a las fuentes originales que a la dulcificación llevada a cabo por los clásicos animados de Disney.

Con La Bella Durmiente, Trillo y Breccia hacen un ejercicio de metaficción en el que ellos mismos se convierten en narradores/personajes que diluyen las fronteras que separan la ficción y la realidad, creando una siniestra y divertida relación entre la historia de Aurora y la de Walt Disney. De las cinco propuestas que componen el libro, La Bella Durmiente es la toma con más ímpetu su propio camino y la que más se aleja de lo que conocemos para mostrar un discurso más cínico y metafórico.

Por último están Caperucita Roja y La Cenicienta, que ya desde el primer momento muestran una cara más adulta y perversa. Los lobos son pederastas y las hadas se convierten en productoras de televisión. Terrores reales e ilusiones efímeras de una sociedad tentada por la decadencia en la que la inocencia hace mucho que se perdió. Ambos «cuentos» tienen un carácter más social y aguerrido, que podría encajar a la perfección en la vertiente underground del cómic y que 39 años después sus mensajes siguen teniendo la misma fuerza y actualidad que cuando fueron publicadas.

Quizás este Había otra vez… El lado oscuro de los cuentos infantiles, pero es un libro que precisa ser leído.