En 1995, con el primero de los filmes de Toy Story, dio inició la relación más rentable y taquillera entre dos compañías dedicadas a la animación: la todopoderosa Disney y la en aquel entonces joven y visionaria Pixar. El resultado son, hasta la fecha, once bombazos de taquilla y crítica hasta el punto de que el sello Disney-Pixar es sinónimo de calidad en el mundo de la animación.
Entre estas once películas Cars (de 2006) supuso una alegría y un disgusto para los señores de Disney. Por un lado, la taquilla que hizo se situó sólo por encima de las de Toy Story y Bichos lo cual, dada la diferencia en años supone un fracaso más que un éxito (Toy Story ha sido la que menos recaudó en taquilla de todas y aún así fue la más taquillera de su año). Pero por otra parte, el merchandising de Cars es el que más dinero ha dado a la compañía de Mickey Mouse. Ahora nos llega una segunda parte de esta película que busca manener sus puntos fuertes y reforzar los débiles para encumbrarla como la “duodécima maravilla” del sello Disney-Pixar.
Las mejoras de esta película:
Como primera medida para la mejora de la franquicia se ha llevado a cabo una renovación y reducción de la plantilla de guionistas. La primera entrega contaba con la friolera de dieciséis personas encargadas de los distintos aspectos del guión, lo cual dio un resultado bastante flojo (tener a cuatro personas dedicadas exclusivamente a idear la historia y a diez escribiendo el guión en sí y que el resultado no quede desangelado debe ser una tarea titánica) En esta ocasión se conserva únicamente a John Lasseter, que repite también como director, para la escritura de la historia junto a Brad Lewis y Dan Fogelman y el guión pasa a ser responsabilidad exclusiva de Ben Queen. Como consecuencia tenemos que esta secuela tiene un guión mucho más sólido y complejo.
Y es que el principal acierto de esta película radica en el guión. En lugar de crear una simple continuación de las aventuras de Rayo McQueen, se nos ofrece una historia de la que Mate es el protagonista indiscutible y que no abusa en los chistes acerca de su corta inteligencia, sino que ahonda en la temática de la autosuperación y de la aceptación de uno mismo tal y como se es. Todo ello en el marco de una cinta repleta de acción, humor y divertidísimas referencias cinematográficas (cientos de ellas a James Bond, sí, pero las mayores carcajadas se las lleve la Tartana Nostra). Por otra parte, el protagonismo de Mate no resta solidez al resto de personajes: Rayo McQueen se nos presenta más maduro y nada engreído y hasta el propio villano misterioso de la película tiene unas motivaciones claras, que arrastran a todos sus secuaces. Por último en el apartado de personajes, y volviendo al tema de James Bond, los tres espías que aparecen en la película son claras referencias a tres tipos de películas de espías y su combinación es sencillamente fantástica.
El otro gran acierto de Cars 2 reside en las localizaciones. La primera entrega es puramente norteamericana, plagada de referencias a la famosísima Ruta 66, pero precisamente por ello, poco exportable. Esta segunda entrega nos lleva a una carrera alrededor del globo con multitud de referencias a diversas culturas y naciones (el Big Ben-tley, nuestro Fernando Alonso o la fantástica recreación de Tokyo son claros ejemplos), lo cual internacionaliza la película y le va a asegurar una mayor aceptación en taquilla, justo lo que se pretendía. Además, los escenarios llegan a un nivel de espectacularidad notable, sobre todo los de Italia, que recuerdan levemente a los acantilados de Cómo Entrenar a tu Dragón o la escena de carrera acuática de Los Increíbles. El 3D sirve de apoyo para dar profundidad a los paisajes, justificando por una vez el uso de esta tecnología tan controvertida.
La música:
Si hay que buscarle un “pero” a la película, este se encuentra en la decisión de prescindir de los servicios de Randy Newman (Toy Story 3, Monstruos S.A.) y contar en su lugar con Michael Giacchino, que es un gran compositor (suyas son la oscarizada banda sonora de Up y la nominada de Ratatouille), pero que no consigue mantener el nivel de frescura que tenía la banda sonora de la primera entrega. Un ejemplo claro es el tema Porto Corsa, muy similar al de Opening Race (de Newman), pero ni la mitad de atractivo.
Para los temas cantados se ha contado con artistas de cada una de las zonas donde transcurre la acción. Así, cantan temas grupos como el japonés Perfume o los californianos Weezer. En la versión española, además, se incluye el tema Gente, de El Sueño de Morfeo, ya sea por estar casada su cantante con Fernando Alonso o porque la canción suena en un conocido anuncio de coches español, la verdad es que el tema sobra, se mire como se mire.
En resumen:
Cars 2 mejora todos los puntos débiles de su predecesora. Muy recomendable para críos y no tan críos.
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