Cuando se estrenó Titanic nadie (bromas aparte) pensó en una secuela, a James Cameron tampoco se le habría ocurrido coger a otro pasajero del malogrado trasatlántico para contar su historia en una suerte de remake. Sin embargo a Tony Gilroy le pareció una idea sensacional volver a grabar El Caso Bourne, pero con otro actor. Le pareció aún más divertido disfrazarlo de «nuevo y esclarecedor punto de vista» y lo peor es que consiguió convencer a un actorazo como Jeremy Renner para que prestase su cara bonita.
¿El resultado? Un filme que entretiene y poco más a quienes no hayan disfrutado de la saga protagonizada por Matt Damon y que saca los colores de los fans de las películas basadas en las novelas de Robert Ludlum.
Las palabras de Damon a finales de 2011 resuenan ahora en mi cabeza. Al referirse al guión de El Ultimátum de Bourne el ganador de un Oscar por el libreto de El Indomable Will Hunting lo calificó de ilegible, «del tipo que acaba con una carrera«. Damon, además, afirmaba que Gilroy había entregado, básicamente, lo primero que se le había ocurrido para poder cobrar una enorme suma de dinero. Cinco años después el guionista y director de Duplicity y Michael Clayton se ha limitado a reescribir el guión de la cinta de 2002 para darle un toque más… ¿pastillero? Y sacarse de la manga un personaje que no busca descubrir la verdad sobre nada, sólo quiere su medicación, así de simple y así de triste. Gilroy ha vuelto a aceptar la pasta y salir corriendo.
Lo peor de todo es que tenía los ingredientes necesarios para hacer algo realmente bueno: la historia de Treadstone no se había resuelto del todo y la inclusión de un nuevo agente, encarnado por el bueno de Renner podría haber servido para explicar todos los puntos que no quedaron claros en las películas de la década pasada. En su lugar tenemos a un agente [SPOILER] de otro programa [FIN SPOILER] al que Treadstone le va dando igual con mucho menos trabajo de infiltración y mucho más de emular a Liam Neeson en Alaska.
Ojo, no quiero decir con esto que estemos ante una película aburrida. El Legado de Bourne (si obviamos las continuas referencias a la saga original en la primera parte del film) funciona bien como película de acción. Renner sabe moverse (lleva una temporada que no para entre Misión Imposible, Los Vengadores y ésta) y Rachel Weisz no es una simple muñequita a la que llevar de un lado a otro (aunque el guión lo sugiera). Y la película también tiene explosiones, disparos y persecuciones en moto. Perfecto si no esperásemos más de ella.
Durante el tiempo que ha pasado desde que se anunció y hasta su estreno han salido películas que se acercaban en historia (Indomable) o aspectos puntuales (El Invitado) y que han sido mucho más válidas que esta. Mi recomendación: que la veáis en algún momento (ya saldrá en DVD) y que acto seguido os hagáis con la primera saga. Merece bastante más la pena.
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