Con Resident Evil ocurre lo mismo que con la saga Crepúsculo: artísticamente son detestables, pero comercialmente su valía es incuestionable. La franquicia protagonizada por Milla Jovovich tiene mil y un defectos, pero también una gran virtud, quizás la más importante de todas, sabe conectar con su público.
La historia arranca justo donde lo dejó la anterior entrega, con Alice a punto de ser atacada por Umbrella. Sí, solo Alice, porque de los hermanos Redfield (a bordo del Arcadia con nuestra heroina) no se sabe nada. A cambio, la película recupera (a base de clonaciones) a la unidad militar capitaneada por Michelle Rodríguez que protagonizó la cinta original. También encontramos, entre otros, a la guapísima Sienna Guillory, que por su bien, tendría que empezar a plantearse el cambiar de agente. Resident Evil: Venganza tiene una clara vocación referencial al resto de la saga, recuperando aliados, enemigos y situaciones vividas en las películas anteriores.
Más de uno sacado de la chistera así que lo mejor es no pensar demasiado.
Pero no solo de mirarse al ombligo vive esta quinta entrega, pues también rinde homenaje a algunos de los clásicos modernos del género zombi, como es el caso (el más evidente) de Amanecer de los muertos. En concreto a la escena inicial en la que Sarah Polley tiene que huir de su casa antes de que se la coman. Con sus necesarias diferencias, Resident Evil plantea una situación similar y se apropia de la misma atmósfera y los códigos que marcaban aquella escena.
¿Algún espectador neófito? No os asustéis si llegáis por error u obligados a la sala de cine. Los primeros minutos son un espléndido resumen de todo lo acontecido hasta el momento. Eso sí, los 90 minutos que vienen después vienen a ofrecer más de lo mismo. Por suerte pasan en un suspiro. Resident Evil: Venganza está concebida como un videojuego en el que hay que ir pasando distintos niveles hasta llegar al enemigo final.
Hablar de los efectos de feria y la cansina cámara lenta, su música discotequera, de las nulas interpretaciones o de la falta de alicientes en la historia sería hacer leña del árbol caído y las cosas como son, para la saga de Paul W.S. Anderson estos siempre han sido detalles menores. O la marca de la casa. Depende de cómo lo quiera ver cada uno.
A su favor, dos cosas: se hace más entretenida que Ultratumba (vale, tampoco era muy difícil) y cuenta con la participación de Leon S. Kennedy (ya iba siendo hora de que el mítico personaje de los videojuegos hiciera aparición) así como de los también virtuales Barry Burton y Ada Wong.
En 2002 nadie habría apostado por el éxito de Resident Evil. Diez años después cuenta con cinco entregas (todas estrenadas en cine) y una sexta y en principio última, en el horizonte. Algo deben de estar haciendo bien estos zombis.
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