Audrey Spiry abandona momentáneamente la animación para regalarnos un reflexivo álbum repleto de color.
Una escapada para practicar barranquismo es la excusa de Audrey Spiry para abandonar temporalmente el mundo de la animación y abandonarse a un álbum de dibujo y colores hermosos y llamativos.
Spiry nos pone en la piel de Juliette, una mujer con ganas de aventura que busca reencontrarse consigo misma y con su tranquilo novio en un viaje que comparten con una familia de aventureros y un guía cuya presencia en esta obra se justifica más por términos de coherencia que por necesidades del guión. Las 176 páginas de este cómic nos acompañan en un viaje de autoconocimiento y autodeterminación que pasan del nervio y el miedo de los rápidos a la certeza y la calma de la desembocadura del río que recorren los protagonistas.
Deudor de la experiencia como animadora de Spiry, el dibujo de En Silencio nos ofrece cuerpos y poses imposibles de encontrar más que en los fotogramas de transición, que alargan, aplastan y deforman las siluetas en movimiento. Lejos de resultar desagradable, esta manera de plasmar a los personajes sumergidos es dinámica y muy cercana al mundo de las sensaciones que cualquiera hemos experimentado al nadar o dejarnos llevar por la corriente. Los colores, con gran predominancia (cómo no) del azul, resaltan y amplían la calidad del aspecto más puramente artístico del álbum.
Más allá del dibujo y el color, En Silencio nos habla acerca de la independencia de dos mujeres muy distintas. Juliette representa a la joven que se siente ahogada en una relación que ha amortiguado sus sueños e ilusiones. Erika, sin embargo, es una mujer que no ha renunciado a nada y que además ha conseguido sacar adelante a dos hijas sin perder por el camino la pasión que la une a su marido. La vida de Erika reflejada en la de Juliette provoca en ésta última la profunda reflexión que la lleva a su momento de oscuridad y a la iluminación posterior que bien viene a cerrar el cómic.
En Silencio es una obra MUY visual, en la que el diálogo queda en un discreto segundo plano y son las sensaciones las que toman el control de la situación. Diábolo Ediciones vuelve a acertar al traer a España un sobresaliente representante del cómic francés que nos recuerda en sus formas al excepcional El Gusto del Cloro, de Bastien Vivés.
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