Conexión Escorpio es, sin duda, uno de los tomos más interesantes publicados por Panini en los últimos tiempos bajo la línea Marvel Gold. Este recopilatorio recoge las tres novelas gráficas que hasta la fecha han protagonizado Lobezno y Nick Furia. Dos lobos solitarios y, sobre todo, dos hombres de acción, obligados a trabajar juntos. El tomo se compone de Conexión Escorpio (Wolverine/Nick Fury: The Scorpio Connection, 1989), con guión de Archie Goodwin y dibujo de Howard Chaykin; Decisiones sangrientas (Wolverine: Bloody Choices, 1991), escrito por Tom DeFalco y dibujado por John Buscema; y La rebelión de Escorpio (Wolverine/Nick Fury: Scorpio Rising, 1994), con un guión de Chaykin, y arte de Shawn McManus.
Quizás esta última sea la más floja (se aleja tanto del espíritu de homenaje de la primera como del tono más descarnado y metafórico de la segunda, además de contar con pobres justificaciones o presentar conflicto y personajes muy desdibujados, lo normal en los años 90) y baje el nivel de la obra como conjunto; pero aún así no son pocos los ingredientes que tiene que la hacen una interesante lectura. Principalmente porque sabe marcar distancias con Conexión Escorpio, relato del que es secuela y que da título al tomo, construyendo una historia de acción socarrona protagonizada por tipos hipertrofiados con el renacer de los estados-naciones de Europa del Este tras la caída de la Unión Soviética como telón de fondo.
La segunda de las novelas gráficas que incluye este tomo, Decisiones sangrientas incide en cuestiones en que la moralidad y el deber se enfrentan y se ponen a prueba. Una dura historia en la que se abordan temas espinosos como el abuso infantil, impensable tratarlos en una serie regular de la época. Una dureza que se traslada al dibujo, obra genial de John Buscema, enfatizando el carácter crudo y violento en las expresiones de sus personajes, que han perdido cualquier atisbo de inocencia. Tom DeFalco también apunta una interesante reflexión sobre la identidad y la individualidad, pero que queda en un segundo plano.
Y llegamos a Conexión Escoprio, la aventura que abre el volumen y que supone todo un homenaje al cine de espías de los 70 y 80, con la figura de James Bond al frente y un fuerte aroma a Guerra Fría presente en todo momento. Una historia repleta de referencias a las que saca el máximo partido posible para convertir a Logan y Nick Furia en los perfectos protagonistas de cualquier thriller de espionaje. Aunque sea un punto común a las tres historias, es verdaderamente interesante en esta, poder apreciar como interactúan las diferentes personalidades de Furia y Lobezno y sus formas tan opuestas de llevar a cabo su misión: mientras el primero es un consumado estratega que tiene en cuenta las consecuencias a medio y largo plazo, el segundo se deja llevar por el instinto y no ve más allá del aquí y ahora, blanco o negro. Conexión Escorpio, además, es todo un ejemplo de cómo deben usarse los flashbacks en el medio, aportando la información precisa y en el momento adecuado sin lastrar el ritmo de la narración.
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