«Recuerda que tú lo has querido«
Vale, Kevin, recordaré que he sido yo quien lo ha querido, quien se ha acercado a este cómic buscando conocer algo más de dos personajes que se perdieron en las brumas de las Secret Wars cuando dejaron de serle útiles a Jonathan Hickman y su larga historia para Vengadores y Nuevos Vengadores. Lo cierto es que algo en la portada del volumen ya me alertaba sobre lo que me iba a encontrar en el interior. Quizás fuese el gigantesco bocamen de Marca Estelar, denotando que es MUY feliz. O quizás fuese ese desenfadado título (que no deja de recordarme los siempre simpáticos nombres de las películas porno de hace décadas). El caso es que la seriedad con la que Hickman había tratado a ambos caracteres iba a quedar muy diluida en la nueva obra de Greg Weisman.
Weisman, un tipo con muy buenas ideas (no en vano estuvo tras la concepción de la magnífica serie Gargoyles) y con cierta tendencia a la mala pata, trata de rebajar un poco el tono empleado por el anterior guionista en tratar con estos personajes para así proceder a humanizarlos y lograr que se integren en el vibrante universo de la Casa de las Ideas. Para ello devuelve al joven Kevin Connors a la universidad en compañía de su mentor humano sintético, con la ilusión de que allí, rodeados de chicos y chicas en el momento cumbre de sus vidas, adquieran la profundidad y la simpatía necesarias para enganchar a los cientos de nuevos lectores que esperan agazapados al nacimiento de un nuevo héroe.
«Venga. Vamos a compraros unas sábanas«
El problema es que el guionista trata de abarcar mucho en muy poco espacio de tiempo y el resultado es una ensalada de personajes que no terminan de cuajar del todo y a los que Marvel no ha dado tiempo de evolucionar (la serie ha sido cancelada a los seis números, así que lo que tenéis aquí es todo lo que se ha publicado). Por suerte, la experiencia de Weisman juega a su favor y Marca Estelar y Máscara Nocturna no aburre, sino que se queda en un entretenido ejercicio de intrascendencia gracias al cual sabemos que estos dos personajes siguen vivos, pero poco más.
El dibujo, aunque no pasa por ser uno de los más acertados de la editorial de los Vengadores, tiene la suerte de recaer únicamente en las manos de un artista. Domo Stanton… hace lo que puede. No es dibujante de mi devoción y a la viñeta de más arriba me remito. Pero resulta curioso que en una serie como la de la Bruja Escarlata, en la que Marvel está tratando de apostar para revitalizar al personaje, se sucedan los artistas y no se nos permita acomodarnos en un estilo visual y en ésta, claramente un producto menos y más libre desde su concepción, la Casa de las Ideas permita que guionista y dibujante hagan de las suyas hasta que se cierre el grifo.
A modo de resumen, repito lo que ya he dicho: Marca Estelar y Máscara Nocturna no aporta nada aparte de un rato de diversión sana e historias post-adolescentes. Una suerte de entrante para el plato principal que puede ser cualquier otra de las muchas grandes series marvelitas de la actualidad.
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