En un inesperado movimiento cargado de nostalgia, Marvel Comics decidía unir los destinos de Krakoa con la serie animada de la Patrulla-X de principios de los años 90, la misma que toda una generación reivindica pero que casi nadie revisita en Disney+. Una mezcla tan sugerente como extraña, con el añadido, además, de contar con dibujo de dos españoles: Salva Espín para los interiores y David Baldeón encargándose de las portadas.
«Cielos. Creo que tengo que ponerme al día»
Panini Cómics publica esta miniserie en formato rústica para darle un mayor empaque a la obra y diferenciarla de la actualidad mutante. No en vano, esta Dinasía de XCII puede entenderse como una suerte de What If de la Krakoa hickmaniana, resumiendo en cinco capítulos buena parte de los hitos que van de Dinastía y Potencias de X hasta Inferno.
Mucho que contar, poco espacio y con el fuerte condicionante que supone trasladar las dinámicas krakoanas a los modos de -no lo olvidemos- una serie infantil. El experimento es curioso. Poco más.
El principal problema que nos plantea Dinastía de XCII es que ni los autores parecen tener claro a qué público se dirigen. ¿Cuál es su tono? Es una miniserie que por momentos apela al lector nostálgico, ya entrado en años pero que guarda el bonito recuerdo de los dibujos; pero que de repente parece abrazar un tono mucho más apegado a unos Teen Titans de la línea Kodomo de DC / ECC). El punto nostálgico se entremezcla con un sentido del humor exageradamente infantilizado que no casa ni siquiera con los modos de la propuesta animada a la que referencia.
Y ese es otro -gran- inconveniente de la obra. Steve Foxe, su guionista, está empeñado en plagar de guiños y referencias la aventura; limitando incluso el perfil de personajes a utilizar, centrándose solo en mutantes no aparecidos más tarde de aquellos años. ¿Eso en qué se traduce? En que debe adaptar muchas de las situaciones propuestas por Hickman a un contexto mucho más pequeño sacrificando personajes -que se traicionan tanto que cuesta reconocerlos-, sobre explotando a unos e infrautilizando a otros. De base la idea es interesante, pero Foxe es incapaz de sacarle partido a las piezas y condicionantes que él mismo se ha impuesto.
Otra Krakoa tiene más de fanfic que de proyecto perdurable. Es una curiosidad disfrutable para completistas de Hickman o de la era krakoana y para fanáticos de la mitificada serie de animación.
Deja un comentario: