Son muchas las versiones que se han hecho del mito de Troya y la guerra que asoló aquella ciudad-estado. Pero como ocurre con toda buena historia, no nos cansamos de ella. Así, la oportunidad que nos brinda Yermo Ediciones de revisitar el clásico de Homero desde una original perspectiva pero siendo igualmente fiel a sus fuentes, no podemos dejarla pasar por alto.
Desde el mercado francobelga nos llega el primer volumen de una serie que explora la guerra de Troya modificando algunos de sus aspectos de la misma (Helena, lejos de ser secuestrada por Paris, es quien le pide refugio a este) y enriqueciendo su contexto mediante la aparición de seres como las erinias o cíclopes, que refuerzan la faceta mitológica de la historia. Nicolas Jarry y Erion Campanella Ardisha son los responsables de este relato que ahonda en la faceta legendaria y épica del cómic de aventuras.
No faltan las tramas políticas y palaciegas, tanto por lo concerniente a Helena y el futuro de Esparta (el centro del mito de Troya), como por la participación de los propios dioses griegos, metidos de lleno en sus refriegas domésticas y que tienen en la humanidad a sus víctimas colaterales. Los autores, sin embargo, tratan este aspecto “divino” desde una perspectiva más o menos realista, sin demasiados excesos fantásticos, mostrando una fuerte coherencia con la trama central del relato.
La historia resulta sumamente entretenida, aunque quizás el dibujo de Campanella Ardisha no sea todo lo dinámico que se pudiera esperar de un cómic en el que no faltan las escenas bélicas y de acción. Hay una cierta sensación de rigidez que afecta tanto a la posible espectacularidad de las escenas como a la propia fluidez de la narración. Eso no quita que el dibujo en sí no se atractivo, nada más lejos de la realidad, pero el trazo no termina de ser del todo adecuado, parece más acertado para una novela ilustrada que para un tebeo de aventuras.
Aún así, la historia tiene la suficiente enjundia como para que esperemos con relativo interés los siguientes capítulos.
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