SAGA OF SINS es un plataformas de acción en 2D con elementos metroidvania en el que hacemos las veces de un antiguo cruzado que debe liberar a su pueblo de los siete pecados capitales. Disponible para todas las plataformas (nosotros lo hemos jugado en Steam), SAGA OF SINS es un título publicado por Bonus Level Entertainment y editado por Just for Games (y por Meridiem Games en físico para Nintendo Switch y PlayStation 5).

Lo primero que llama la atención, el motivo por el que ya de entrada SAGA OF SINS puede despertar el interés, es su apartado artístico. El juego busca evocar las vidrieras del arte gótico que representan diferentes escenas y personajes en muchas catedrales europeas. Siendo un juego ambientado en la Edad Media, en plena fiebre de las Cruzadas y la Guerra Santa de los cristianos, además de ser una apuesta estética muy llamativa, es coherente con la propuesta.

Encarnando a un joven clérigo llamado Cecil, nuestra misión es purgar nuestro pueblo del pecado sumergiéndonos en las mentes de los aldeanos donde nos convertimos en criaturas míticas (tipo grifos u hombres lobo) y debemos buscar los frutos prohibidos mientras acabamos con numerosos enemigos y sorteamos diferentes trampas. Sí, sumergirnos en las mentes. De forma muy similar a la de otro indie reciente: la aventura Space for the Unbound. O, incluso, los Persona con sus palacios, mementos o tártaros. El argumento ni es lo más original del mundo, ni tampoco lo más elaborado. Todo lo contrario, a nivel narrativo el juego peca de simplón y predecible. No necesitamos ni una hora de aventura para deducir cuál será el -entre comillas- sorprendente giro de los acontecimientos. La historia de SAGA OS SINS es una mera excusa para dar paso a las diferentes fases y luchas contra los jefes de turno.

A nivel de mecánicas, exploración, combate… el juego destaca por unos controles tremendamente sencillos, e incluso diríamos que escasos. Falta, por ejemplo, la opción de correr. Sí que tenemos opciones como el doble salto y cada una de las criaturas en las que nos podemos transformar cuenta con su propio movimiento del que debemos dar cuenta en determinados momentos. A medida que completamos fases y reunimos coleccioniables (algunos bien escondidos en el escenario) podemos desbloquear nuevas habilidades como una arremetida a la que el juego da especial importancia, o mejoras en nuestros ataques y barra de salud. Corta también es su duración, engordada con descaro al obligarnos a dar una segunda vuelta a todas las fases y jefes para hacernos con unos valiosos recursos. Y con todo, en unas siete horas puede completarse la aventura.

En modo fácil SAGA OS SINS es casi un paseo. Y en el modo normal, al margen del incremento en el aguante de los enemigos, poca diferencia encontraremos. El reto está en el plataformeo, que aplica eso de atinar con el salto en el pixel exacto, convirtiendo algunas secciones en retos infernales para los jugadores menos duchos o pacientes. Hay, en este sentido, un desequilibrio importante entre las dos facetas principales del juego. Un combate terriblemente asequible y unas plataformas que penalizan en exceso. Agradecidos también son los jefes, pues intentan ser enfrentamientos que rompen la monotonía de las fases convencionales y proponen retos que aportan una estimable variedad que se echa en falta en otros momentos.

SAGA OF SINS es una propuesta que entra por los ojos. Tiene una puerta de entrada súper accesible, pero pronto se revela escasa (en duración, y flexibilidad). Tiene algunas minifases y jefes que dan una apariencia de variedad, pero son eso, una apariencia. Habiendo propuestas mucho más profundas en el género, SAGA OF SINS se queda en el siempre invisible -y olvidable- término medio de los juegos que no hacen nada mal, pero que tampoco sobresalen en ningún aspecto.